Se jubiló en el centro Vida Sana y sigue prestando servicio: la historia de Gloria Fagúndez

La encargada de Hidroterapia del espacio creado por la Iglesia Adventista en Puiggari, Entre Ríos, charló con ADN+ sobre sus comienzos en el espacio reparador, donde trabajó durante 32 años y se jubiló rodeada de buenas vibras. En la actualidad, continúa aportando su granito de arena.

Por Jonatan Pedernera

Sep 10, 2024

El tono de Gloria Fagúndez ya incita a la calma. La empleada histórica del centro Vida Sana, uno de los rincones de excelencia donde se trata el estrés, la ansiedad, la obesidad, el consumo de tabaco y otras sustancias adictivas, recibió a ADN+. En la charla, habló de todo, de sus inicios en el pueblo, el rol ante los visitantes y su función indispensable en el área de Hidroterapia: “Hacemos todo para que vengan por el ‘sí’”.

Gloria tiene 61 años, nació en Montevideo, Uruguay, y arribó a Puiggari por su esposo. El centro adventista fue clave en su vida, se afincó en la ciudad, se formó en la profesión y tuvo cuatro hijos. Con suma experiencia como enfermera, desarrolló sus habilidades en distintas áreas en el centro de medicina y se jubiló hace dos años.

Gloria, la segunda desde la derecha, junto al grupo de Hidroterapia de Vida Sana.

-¿Desde qué año integra «Vida Sana»?

-Estoy acá desde marzo de 1992, toda una vida. Me integré al Colegio Adventista y estudié para auxiliar de Enfermería. Gracias a mi esposo, empecé a forjar mis primeras armas y por su apoyo, y el de mi suegra, me pude acomodar.

-¿Cuáles son sus principales funciones?

-Mi tarea  es la de coordinar el grupo de damas de hidroterapia. Tengo la obligación de brindar lo mejor a los pacientes, planifico lo que se hace en la semana y todos los servicios, como los tratamientos de la mañana, las actividades físicas, etc. También hacemos fangoterapia, sauna, donde levantamos defensas con el vapor, y muchos servicios más. Tengo una frase de cabecera con mis pacientes, siempre les digo que vayamos por el “sí”.

El Centro de Vida Sana que hizo famoso a un barrio entrerriano

-¿Qué significa trabajar en un plantel tan numeroso?

-La verdad, nos dan posibilidades de crecimiento. Hay mucho diálogo, conocemos los lugares de donde vienen y hay una gran diversidad. Hay mucha gente que viene de otro país y eso es hermoso. En mi caso, que ya soy una jubilada, aprendo un montón de los más chicos.

-¿Observó casos de pronunciadas mejorías?

-Sí, Dios actúa en todos los casos, pero en los de algunas personas es increíble. Acá no hablamos de religión, hablamos de reconectarse, por vivencias negativas, pérdidas, etc. Vi muchos cambios físicos, mentales y hábitos, muy positivos.

El equipo se encarga de que cada paciente tenga una estadía placentera en torno a su objetivo.

-¿La realidad del país provoca mayor concurrencia al centro de ayuda?

-La verdad, en el 2001, cuando el país era un caos, acá no teníamos lugar… y bueno, hay un dicho que dice que “la necesidad del hombre es la oportunidad de Dios”. En la Pandemia tampoco dábamos abasto con la gente que estaba en espera.

-¿Cuál es el secreto de «Vida Sana»?

-Nuestra obra médico-misionera es el deseo que tenemos para que la gente llegue y no vea seres humanos, sino que vea a Dios actuando. Deseamos que la persona que llega, se vaya con el objetivo cumplido. Nos pone re felices cuando el paciente nos dice que cumplió a lograr su meta.

Un lugar de elite

El rincón destinado a la salud y superación recibió a grandes celebridades. Entre las más importantes figura la de Diego Armando Maradona, quien se internó en 1996 en plena preparación para una de sus vueltas a Boca.

Además, otros futbolistas y técnicos reconocidos también dijeron presente: José Luis Chilavert, Marcelo Bielsa y el «Turco” Mohamed. Figuras de la política también eligieron la calma del lugar, donde respiran naturaleza y pasan inadvertidos.

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