El caso es inédito y marca un antes y un después en la medicina cardiovascular. Un australiano de 40 años, con una insuficiencia cardíaca severa, fue dado de alta del Hospital Saint Vicent de Sidney con un corazón artificial. Finalmente, recibió un trasplante.
Con este ejemplo, varios especialistas parecen haber encontrado la solución a la escasez de órganos para los trasplantes.
El corazón artificial, denominado BiVACOR, fue diseñado por el ingeniero Daniel Timms, quien maquinó la gran idea tras la muerte por insuficiencia cardíaca de su padre. En una de sus funciones principales, utiliza tecnología de levitación magnética para imitar el flujo sanguíneo del corazón.

Misión cumplida. Daniel Timms, con el corazon artificial en mano, junto al resto de los cirujanos.
El procedimiento de implantación, que duró seis horas, fue liderado por el cirujano cardiotorácico y de trasplantes Paul Jansz. Tras la cirugía, el paciente pasó varias semanas en la unidad de cuidados intensivos.

Timms trabajó de manera minuciosa sobre el proyecto. Su operación marcó un antes y un después en la medicina.
Su diseño innovador le permite al corazón autorregularse para responder a las necesidades del cuerpo en reposo o actividad física. “El corazón artificial total BiVACOR marca el comienzo de una nueva era en el trasplante de corazón, tanto en Australia como a nivel internacional”, confirmó Timms.
Cada año, más de 23 millones de personas en el mundo padecen insuficiencia cardíaca, pero solo unas 6.000 reciben un trasplante de corazón. Es por eso que el hito, que fue destacado en el campo de la medicina de todo el mundo, le pondrá fin a la urgencia.

El corazón de titanio, en las primeras pruebas.