En este pueblo de 3.000 habitantes, las luces nunca se apagan. Los celulares nunca dejan de funcionar y los televisores no descansan. Claro, es que Ticino, ubicado a 200 kilómetros de la capital cordobesa, en el partido de San Martín, cuenta con una fuente de energía muy llamativa.
La empresa Lorenzati Ruetsch y Cía produce energía renovable, cuya materia prima principal es la cáscara de maní que les sobra de su comercialización. Si hay escasez de este producto, a veces también utilizan chips de madera.
Mediante un desarrollo, llamado Rankine, se quema la cáscara, produciendo un calor que genera vapor de alta presión en la caldera, luego pasa a una turbina y de ahí se expande para generar trabajo mecánico en su eje, lo que acciona el generador de energía. Gracias a este proceso, se puede producir hasta 4,63 MW por hora.
En dicho trabajo, se utilizan 100 toneladas diarias de cáscaras y 35 trabajadores se encargan de llevar a cabo esta tarea, que ya ha sido analizada por varias empresas para llevar a cabo en las grandes ciudades.
De esta manera, Ticino estuvo inmutable ante el último apagón que se dio por la caída de Atucha y que dejó sin luz al AMBA, Mendoza, San Luis, Córdoba, Santa Fe y San Juan. Además, los vecinos disfrutaron del Día del Padre de 2019 sin sobresaltos: esa vez, se produjo el corte de luz más grande de la historia, 50 millones de usuarios se quedaron sin servicios por una falla sistemática que también dejó a oscuras a Brasil y a Uruguay. Pero claro, acá, todo transcurrió con absoluta normalidad.
¿Cuándo se activa el circuito cerrado?
El pueblo está conectado al sistema nacional que es regulado por Camesa, cuando la Empresa de Energía de Córdoba (EPEC) sufre alguna falla y queda fuera de servicio, se activa la propia generación de energía automáticamente.