Tiene 10 años e hizo cumbre a más de 6.000 metros de altura

Santino Casabonne llevó a cabo la gran hazaña en el volcán San Francisco de Catamarca y se convirtió en el argentino más joven en registrar esa marca.

Por Jonatan Pedernera

Abr 27, 2024

Es un niño, pero ya se maneja como un experimentado. Santino Casabonne realizó más de 60 cumbres, pero ahora superó todos los libros: llegó a lo más alto del volcán San Francisco, en Catamarca, y ya es el montañista argentino más chico en superar los 6.000 metros de altura sobre el nivel del mar.

Exactamente fueron 6.026 msnm. “Me sentí muy feliz. Muy feliz de hacer esa cumbre. Me tenía fe. En el camino me divertí mucho y lo disfruté, había muy linda vista. En la bajada no me divertí. En la cumbre se veía de fondo el Volcán Incahuasi, que estaba lleno de nieve”, resumió el pequeño. Que inició la actividad a los 8 años junto a su padre.

Misión cumplida: Santino, junto a su padre, en la cumbre.

Amante del fútbol, su primera cumbre fue en el cerro Tres Picos en Sierra de la Ventana, en Buenos Aires, donde marcó 1.239 metros. Luego, siguieron experiencias en Mendoza, en zonas dominadas por el frío.

Para la gran hazaña, Santino pasó una noche en Mina Clavero, Córdoba, y luego continuío el periplo. Hizo base en Fiambalá, Catamarca, y después continuó por el cerro Coquena, Pastos Largos, Falso Morocho y finalmente el paso San Francisco. En total, fueron 9 horas y 45 minutos.

El pequeño se sobrepuso a las nevadas y a los vientos para hacer historia junto a su papá Juan, su gran maestro,  que le dedicó unas palabras: “Cuando estamos en la montaña somos compañeros, además de padre e hijo. Es un gran montañista. Será casualidad o no, pero nació el 5 de agosto, el día del montañista.

El pequeño se sobrepuso a escenarios dominados por la nieve.

 

“Yo lo cuido como el tesoro que es, pero en la montaña somos compañeros y nos cuidamos el uno al otro, y tenemos nuestros roles. Él tiene sus roles. Yo tengo los míos y bueno, así nos manejamos. Lo nuestro es pacto de almas y le damos mucha importancia. Ante todo, somos contempladores, por eso buscamos las cumbres. Lo que más disfrutamos es contemplar y en cada cumbre vemos el tesoro más grande: toda la creación que nos rodea”, redondeó el hombre.

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