La pareja de cordobeses está asociada a la solidaridad en todo sentido. De hecho, Sara está jubilada pero sigue trabajando como enfermera en un centro de salud. Un día, saliendo del hospital, encontró a un grupo de personas que estaba entregando un plato de comida a gente en situación de calle y se inspiró.
El punto de inflexión y lo que terminó de decidir a la mujer fue la dura pérdida de su hija, quien luchó contra una esclerosis múltiple durante 10 años y falleció en 2009.
Tras el golpazo, su marido, los tres hijos y la nieta se sumaron a la movida de inmediato y empezaron a sumar kilómetros en los distintos pueblos. Con el correr de los días, le dieron vida a Cenas Solidarias, una nueva comunidad en Facebook. Luego dieron rienda al primer ropero comunitario en la provincia.
En medio de la pandemia, juntaron alimentos e insumos para llevar a los distintos parajes. El grupo solidario recibe pañales, juguetes y mercadería. “Por suerte, la gente ayuda mucho con las donaciones”, aclaró el hombre de 71 años, el ladero de Sara (70) que ya puso manos a la obra en otra problemática: “Queremos retomar las cenas en la Plaza San Martín y ayudar de alguna forma a la gente que duerme en la calle”.