Un grupo de científicos del CONICET descubrió pisadas de entre 30 y 75 centímetros de largo y de entre unos 20 y 30 centímetros de profundidad. El hallazgo se dio en la localidad de Buitrera, al norte de la provincia de Río Negro.
El organismo científico especificó que el momento de demarcado de las pisadas coincidió con una etapa húmeda dentro de la historia del desierto «Kokorkom», en el que la presencia de arcillas permitió que se marcaran mejor las huellas en el terreno. «Tan solo 10 centímetros por debajo del nivel de las huellas, se observa un nivel con restos rotos de caparazones de tortugas de agua dulce», detalló un comunicado del Conicet, que espeficó que el trabajo fue publicado en la revista Cretaceous Research.
Según la información oficial se trata de huellas «en corte» que se pueden identificar «desde el costado debido al derrumbe o erosión de la roca». Los expertos observaron que algunas de huellas tenían una serie de marcas vinculadas a estructuras del pie o de la mano y suponen que son «escamas».
Asimismo indicaron que los ángulos de ingreso y salida del pie, así como las marcas poligonales de las escamas de la planta del pie en un caso son «marcas de garras curvas y alargadas». En ese sentido, aún resta saber si se trata de pisadas de titanosaurios o de rebaquisaurios pertenecientes a la familia de los saurópodos que habitaban en aquel momento el área de La Buitrera, donde afloran rocas de unos 95 millones de años a comienzos de la era Cretácica Superior.
El origen de la investigación
El trabajo de los investigadores comenzó en la Buitrera a principios del 2020, en una expedición paleontológica a cargo de Sebastián Apesteguía, investigador del CONICET con la participación de los becarios del Consejo Lucila Fernández Dumont y Facundo Riguetti. Apesteguía explicó que «esas huellas nos permiten no solo estudiar a los organismos que las dejaron sino también el ambiente, los sedimentos, la humedad y la época del año en que ocurrieron los acontecimientos».
«También pueden hallarse en planta, cuando se pueden observar desde arriba, como si fueran marcas recientes, pero en este caso se las puede descubrir en corte», aclaró. «Entendemos que se trata de saurópodos por la forma cilíndrica de las pisadas, así como por las marcas que dejó la garra en una de las huellas, ya que se trata de garras que se encuentran unidas y no separadas en dedos», apuntó el especialista, en declaraciones publicadas por el Conicet en su comunicado.
Además, el equipo de investigación contó con el permiso de las familias Avelás y Mariluán, dueñas de los campos en los que se encontraron las huellas, para trabajar en sus propiedades, y con el aval de la Secretaría de Estado de Cultura de Río Negro.