Boca Predio nació como un slogan que se convirtió en mucho más que en una cuenta de Instagram. Las Inferiores del club siempre han tenido talento, pero hubo tiempos en los que ese valor alimentaba a otros equipos en vez de ser una marca propia de orgullo y sentido de pertenencia. Ni siquiera hay que viajar a fines de los 80, cuando la aparición de Diego Latorre, Walter Pico y Diego Soñora caminaba como una excepción. Eran días de un Boca raleado, en una década en la que arrancó campeón del Metropolitano 81 con Maradona, pasó por jugar con números dibujados en la camiseta y peligro de remate de la Bombonera, hasta ser campeón de una Supercopa 89 con valor de Libertadores.
Más acá en la línea cronológica aparecieron los Gago, los Banega, los Tevez después de su paso un tanto fugaz por All Boys, se trajo a Riquelme del semillero de Argentinos. Pero se dio un momento en que los pibes bien formados en el club se iban casi sin jugar, como el caso Balerdi, o eran promesas que debían mostrarse en Europa, como Sergio Araujo. En el último lustro, por idea conceptual de Riquelme y por la necesidad de una economía disminuida violentamente, Boca forma jugadores para Boca. Ahí, entonces, puede romper el molde el Colo Barco, ganar un campeonato con los goles de Langoni, desequilibrar con Zeballos, pasar con pelota al pie con Medina o tener buen pase con Equi Fernández. En esa camada, con perfil bajo, aparece Nico Valentini, el 6 zurdo que sólo se lo escucha en la cancha. El domingo, con Racing, saltó más alto que todos para hacer explotar la Bombonera. Fue el cuarto de un 4 a 2 que se transformó en el mejor partido de la Liga. Ni así se lo escuchó al pibe que está a días de cumplir 23 años…
Son tiempos de un fútbol mudo, donde los clubes esconden a sus jugadores. O algunos hablan por sus redes. Tal vez por esa razón, y por su propia forma de ser, en los archivos casi no hay notas a Valentini. Apenas algunos recortes de los medios de Junín, donde el rubio tipo Hrabina en su aspecto físico contó algunos tips de su personalidad. Lo paradójico es que él, tan callado, hizo hablar a dos enormes personajes que se han hablado poco entre ellos… En enero del 2022, Riquelme era vicepresidente de Boca. Y Palermo, el entrenador de Aldosivi. El Loco quería un central de buen juego aéreo y perfil zurdo. Entonces pensó en Valentini. Fue ahí cuando se dio la charla entre el ídolo 1 y el ídolo 2 de la historia de Boca y Román aceptó de buena forma.
A Nico, un jugador serio, duro en el roce físico, le sirvió ese tiempo en Mar del Plata. Suele pasar que con esas experiencias los chicos de clubes grandes no sólo logran ritmo de competencia si no que valoran lo que tenían. La ropa, las pelotas, la cantidad de gente con ellos, todo eso que Valentini percibió de chiquito, cuando maravilló los ojos de los captadores de Boca. En ese tiempo estaban Diego Mazzilli y Horacio García, ex periodista de diario Popular y Olé, que siempre fue especialista en jóvenes y trabajó durante años en el club. Fue después de un partido de Novena entre Boca y Sarmiento, en noviembre de 2015. Impresionó la voz de mando de Coco, apodo que heredó de su papá. Al año siguiente llegó al club. En un momento se había demorado la transferencia, hasta que todo se apuró por un llamado de la mamá avisando que lo quería River…
Nico, el silencioso rubio de 1,87 metro, arrancó jugando de 5 en River de Junín. Hasta que se hizo segundo central. En esas charlas con el diario La Democracia, de su ciudad, contó más de una vez que miraba a Carles Puyol, el histórico defensor del Barcelona de Guardiola. Y que le gusta leer los cuentos de Eduardo Sacheri, el genial escritor, tan futbolero como su amor por Independiente. Valentini siempre fue de familia de Boca. Resultó todo un acontecimiento, entonces, cuando el 8 de mayo del 2021 debutó con esa camiseta con Miguel Russo como entrenador. Fue contra Patronato. Entró a los 15 minutos del segundo tiempo en lugar del histórico Marcos Rojo.
Desde esa vez, su historia fue remar, incluido su préstamo y la vuelta desde Aldosivi, porque en Boca siempre se traen refuerzos. Pero el año pasado, con Almirón en el banco de suplentes, Valentini logró su nivel más alto y parejo, incluido en partidos de Copa Libertadores. Uno puntual fue contra Racing en la Bombonera, cuando tuvo capacidad y seguridad para jugar con mucho campo por cubrir. Y en este último partido también con Racing se convirtió en uno de los mejores rendimientos de Boca, aunque las luces se fueron con el cabezazo de una estrella como Cavani y el golazo viral de Blondel. Valentini, como siempre, se fue de la cancha en silencio. Aunque ahora también fue convocado a la Selección por Scaloni, en una línea lógica de sumar al grupo a los jugadores del Sub 23, las notas en el campo de juego suelen ser para otros… Deberá ajustar algunas veces que se pasa de rigor, como en la final de la Libertadores o el partido con Belgrano, pero Valentini es de esos pibes de las Inferiores de Boca que demostraron -y se demostraron a sí mismos- que pueden jugar en la Primera de Boca.