Walter Elias Disney entró a la eternidad un 15 de diciembre 1966. Desde ese momento, su nombre pasó a ser un selló para miles de generaciones a través de un imperio que construyó desde muy joven. Disney se convirtió en una poderosa industria del cine y hasta el día de hoy sigue en el podio con sus producciones.
De origen humilde, se crió en una familia de granjeros y se mudó a Kansas debido a una enfermedad de su padre. Ahí trabajó de diarero y tras instalarse en Chicago despuntó su amor por el arte. Empezó a dibujar en la escuela y por su talento fue contratado para realizar varios avisos de publicidad.
Al principio no fue nada fácil, pero gracias al derecho de autor, empezó a resaltar su tarea y de a poco fue construyendo las bases para lo que sería una de las empresas de animación más grandes de la historia.
Entre idas y vueltas, creó al ratón Mickey, una marca registrada de Disney. Luego presentó “Blancanieves” y “Pinocho”, clásicos del cine infantil. En medio del estreno de “La Cenicienta” y “Peter Pan”, surgió la idea de empezar a construir un parque temático: Disneylandia ya era un hecho.
Tras su muerte, su figura se convirtió en un sello en la industria cinematográfica. Además, varios de sus personajes tomaron relevancia y se fueron entrelazando varias historias que se replicaron en films y series. Cuenta la leyenda que Walt Disney fue congelado y científicos esperan encontrar la cura a su enfermedad.
El ratón más famoso
Disney ideó a Mickey Mouse en medio de un viaje en tren. En el medio del viaje, el dibujando estaba hablando consigo mismo sobre ratones, gatitos y cosas del estilo. Fue en ese momento cuando decidió trazar a Mickey. Al principio se llamó “Mortimer Mouse”, pero su mujer sugirió denominarlo “Mickey Mouse”. En 1928 se realizó la primera película, “Barco de Vapor Willie” y fue un boom. Con el paso de los años, el querido ratón mostró diferentes versiones.