Hace nada más ni nada menos que dos décadas, Jorge Costantini, un ciudadano del barrio porteño de Villa Ortúzar, le prometió a su hija, Macarena Costantini, que le regalaría el auto de Los Picapiedras. Y terminó cumpliendo. Tarde pero seguro.
Es que, 20 años más tarde, Jorge pudo hacer realidad ese anhelo de ver a su hija repleta de felicidad. Esa hija que ahora tiene 27 años pero cuando tenía solamente 7 era fanática de Los Picapiedras y había ido a ver la película en el cine.
Allí fue cuando no dudó y le pidió a su padre ese regalo tan especial. Sí, ese auto en el que se transportaban Pedro y Vilma. Jorge, lejos de decirle que era realmente imposible, puso manos a la obra un tiempo después y lo terminó logrando.
Por intermedio de las redes sociales, Macarena compartió los detalles del regalo que recibió de su parte. De hecho, el video se viralizó con más de 2 millones de visitas en solamente un fin de semana en una cuenta que tiene menos de 10.000 seguidores.
Jorge arrancó con el proyecto del «Troncomóvil» hace alrededor de 15 años. Todo arrancó con un dibujo y los primeros trazos para imitar el coche. «Yo estaba al tanto como avanzaban los dibujos. En cada cumpleaños o fiesta de fin de año, salía el tema con mis primos. Siempre quedaba como chiste que iba a crecer tanto que no iba a entrar cuando lo termine», narró Macarena.
«Todo lo que pedía me lo daban. Y cuando vi la película se me ocurrió el auto y mi papá no me dijo que no», profundizó Macarena, envuelta en una notoria emoción, en declaraciones brindadas a Infobae.
«Él dice que no, pero para mí es un artista. Aunque hace cosas a pedido de otros, le pone mucha creatividad. Mi viejo es todo un personaje. No tiene celular porque dice que no lo necesita. Le gusta el rock y no se jacta de todo lo que hace, aunque a mi me parece genial», completó.
https://twitter.com/DeTodoUnPoco677/status/1820502469652402402
El «Troncomóvil»
Mediante el video en cuestión, Macarena indicó que el vehículo tiene un motor cuatro tiempos de 110 centímetros cúbicos y cambios -primera y marcha atrás-. Además, respeta el aspecto original, con una estructura y un volante de madera construidos de un árbol que fue podado en el barrio. El techo es de tela y se frena con los pies como en los dibujitos.
