“Viajar por Argentina fue la mejor elección que pudimos haber tomado”, dice Salomé Held, una ciudadana suiza que en 2022 recorrió nuestro país durante seis meses. Lo hizo acompañada de su marido y sus dos hijos, de 11 y 10 años respectivamente.
“Nuestro sueño era salir de la rutina diaria, inspirarnos en la vida de otros países con diferentes organizaciones de la sociedad y distintos enfoques de los desafíos, y tener más tiempo de calidad para compartir con nuestros hijos. Planeamos comenzar nuestro viaje en 2020 y visitar varios países, pero entonces, la pandemia de Covid hizo tales sueños imposibles”, relató Salomé desde Suiza vía mail en diálogo con Clarín.
La situación pandémica que acechó al mundo forzó a que el plan original sufriera algunas modificaciones. Entonces la familia eligió centrarse en un solo país que sea grande “para que tenga muchos lugares por recorrer”. “La variedad de paisajes, el clima y la vida salvaje del país son increíbles, pero lo que más nos gustó y nos conmovió fue la gente, los argentinos. Desde el sur hasta el norte, sólo conocimos gente amable, servicial y de buen corazón. Siempre nos regalaron grandes sonrisas, cálidas bienvenidas dondequiera que estuviéramos, hablaron con nosotros y se interesaron por lo que estábamos haciendo”, agrega Salomé.
Ahora, ya de regreso en su país natal, Salomé resume qué fue lo que más les gustó o sorprendió de la Argentina:
De Ushuaia a La Quiaca y de Salta a Misiones
Hacia fines de 2021, cuando la pandemia ya perdía fuerza, la familia se enteró de que las fronteras de la Argentina se abrirían el 1° de noviembre para los extranjeros, y no lo dudaron: reservaron sus pasajes y organizamos el envío de su motorhome al puerto de Zárate, en la provincia de Buenos Aires.
Se trata de un vehículo militar suizo Bucher -modelo Duro- que repintaron y acondicionaron para convertirlo en un hogar sobre ruedas, con una cocina y cuatro camas. Además de ser muy cómodo, su altura y potencia le permite transitar por todo tipo de terrenos.
El itinerario de su viaje fue: “Buenos Aires – Ruta 3 hasta Ushuaia – Cabo Vírgenes (Santa Cruz) – Ruta 40 hasta La Quiaca, “con una larga estadía en la Puna”. Y desde Salta, a través de Santiago del Estero, Chaco y Corrientes (Esteros del Iberá), hasta Misiones (Moconá e Iguazú). Luego recorrieron “un poco” de Brasil y Uruguay, y volaron de regreso a Europa desde Montevideo.
“Nos encantó el Parque Nacional Perito Moreno (en el noroeste de Santa Cruz), un parque muy remoto pero muy bien mantenido, y donde los guardaparques son muy amables», cuenta Salomé. «El paisaje allí es más que fantástico; el agua azul turquesa frente a las montañas es como de otro planeta. Disfrutamos mucho haciendo senderismo, observando a los guanacos, buscando pumas y, por la noche, admirando el cielo estrellado, totalmente despejado y sin contaminación lumínica, algo que en Europa ya casi no existe”, agrega.
Experiencias en la altura
Siguiendo con paisajes especiales, otro punto culminante del viaje familiar fue la Puna, en un tramo que unió San Antonio de los Cobres, en Salta, con Salar de Pocitos, Tolar Grande, Cono de Arita, Antofalla y Antofagasta de la Sierra hasta Hualfín, en Catamarca.
“En Laguna Blanca pudimos participar en un concierto de un grupo de música local (Hilos del Viento), una experiencia absolutamente inolvidable. El sonido de la zampoña frente a la laguna y las montañas fue simplemente maravilloso. Y las lagunas saladas, los volcanes, las dunas, la laguna Ojos del Mar, en Salta, y el Campo de Piedra Pómez (en Catamarca), son paisajes como de otro planeta”, se entusiasma Salomé.
Y agrega que constantemente se asombraban por el hecho de que el paisaje cambiara “cada cinco minutos, con colores y formas increíbles. Y bañarse en aguas termales a 4.000 metros sobre el nivel del mar, en medio de la nada, fue una experiencia fantástica”.
“Tras completar toda la Ruta 40, podemos decir que fue una experiencia absolutamente inolvidable. Nuestra parte favorita fue en el norte, desde Cafayate hasta el final en La Quiaca. Nos encantó estar en estos maravillosos paisajes con sus cañones, ríos, montañas coloridas, cactus y muchas llamas y vicuñas. Para nuestros hijos, lo mejor fue el Valle de la Luna de Jujuy. Les encantó trepar por esas rocas”, cuenta entusiasmada Salomé.
Mateando en Suiza
Otro sitio que los sorprendió gratamente fue la selva de Misiones, “una provincia que nos pareció muy interesante”. Dice que allí aprendieron sobre las misiones jesuíticas, las inmigraciones de gente de todo el mundo y el mate. “Casi al final de nuestro viaje pudimos ver dónde crece la yerba y cómo se prepara el mate, y fue muy interesante. Ahora tenemos nuestro mate y nos encanta tomarlo. Es un pedacito de la cultura argentina que trajimos a Suiza”, cuenta.
En Misiones exploraron también los Saltos del Moconá y cruzaron la selva “en medio de la nada, lo que también fue un punto culminante para nosotros porque no tenemos selva en Suiza, ni en Europa. Nos encantaron los sonidos y el olor de la selva”.
Salomé y su esposo, Reto, creen que quien planea un gran viaje debe ser curioso, flexible y abierto; estar dispuesto a salir de su zona de confort y saber que no todos los días son perfectos, porque también hay que enfrentarse a desafíos como el tiempo, problemas con el auto, las necesidades y tiempos de los niños o el estado de las rutas.
“Como viajamos con nuestros hijos, tuvimos que organizar el material escolar, lo que también fue un reto. Trajimos los materiales de Suiza y siempre estuvimos trabajando para que los niños pudieran continuar la escuela en nuestro país. Y no era un trabajo online, sino con hojas, libros y tareas”, relata Salomé.
Y recuerda lo especial que fue que su hija Mena pudiera recibir clases de piano online con su profesor de Suiza. “Tomó sus lecciones en ambientes muy especiales como parques nacionales, en medio de la naturaleza. Como había wifi en la oficina de los guardaparques, fue posible, y ¡realmente genial!”, se entusiasma.
Salomé dice que al final del viaje se sintieron “muy agradecidos y felices por lo fantástico de que nuestro sueño se haya hecho realidad, y que haya sido incluso mejor de lo que pensábamos: la mejor experiencia de nuestra vida”.
Luego de su regreso a Suiza hicieron otros dos grandes viajes con el mismo motorhome, por Asia Central y por Australia, “pero Argentina fue nuestro lugar favorito”, asegura Salomé. Y dice que se alegraron mucho por la victoria de la “Scaloneta” en el Mundial de Qatar, y que les gustaría mucho volver al país y visitar a sus amigos argentinos.
Ruta 40: pasaporte sellado
La familia recorrió completamente la Ruta 40, desde el km 0 en Cabo Vírgenes hasta La Quiaca, en Jujuy. “Pasamos casi tres meses viajando por la 40 desde el sur hacia el norte, explorando los maravillosos paisajes y maravillas naturales junto a la ruta, como El Calafate con el PN Los Glaciares, El Chaltén, el PN Perito Moreno y muchas otras”, cuenta Salomé.
Y completaron todos los sellos del Pasaporte Ruta 40, un documento que se entrega a quienes recorran este célebre camino y certifica el paso por diferentes sectores, desde Santa Cruz hasta Jujuy.
“El Pasaporte fue un desafío adicional perfecto para conducir por la ruta. Siempre nos preguntábamos dónde y cómo sería el próximo puesto de sello; finalmente los conseguimos todos y recibimos el diploma de honor como las primeras personas no sudamericanas en lograrlo”, cuenta, y envía una foto de toda la familia sosteniendo el pasaporte.