Anamá Ferreyra: «En Brasil me hacían bullying, pero al viajar a Buenos Aires mi vida cambió»

La actriz brasilera sobrepasó muchos momentos difíciles en sus comienzos en su país. Pudo viajar a la Argentina y de a poco fue construyendo una gran carrera en los medios. Marisa Andino repasó todas sus etapas en esta charla.

Por Marisa Andino

Mar 9, 2024

Anamá (72 años), madre de Taína, iniciada como actriz en Mesa de noticias, al frente de nueve escuelas de modelo, tuvo participaciones permanentes en la semana de la moda de Transilvania, musa peronista en el Museo Evita (interpretó a Duarte en 2008 y en el museo hay una foto suya), atravesó una vida compleja, lejos de la superficialidad con que se la suele presentar en los medios. Nació en Santana do Jacaré, Minas Gerais, un 20 de octubre, a las 14. Su padre, Don Joaquín, corrió a buscar a la partera, pero cuando llegó, Anamá ya estaba prendida al pecho de Doña Alcira.

-Quiero recorrer un poco tu vida, un poco de tus comienzos como modelo…
-Fueron en Brasil, en mi ciudad empecé a hacer algunos desfiles, algunas cosas de ciudad del interior. Todo el mundo me decía por qué no sos modelo. Yo era chica, pero era muy flaquita, muy alta y muy flaquita. Entonces, imaginate el bullying que he sufrido por ser tan flaquita. No estaba de moda ser tan flaca. Después me fui a Río de Janeiro a hacer la Facultad de Derecho. Y empecé a trabajar porque había que pagar todos los estudios y después empecé con el tema de moda.

-Ahí te seguían diciendo ‘sos flaquita y todo, ¿por qué no sos modelo?’
-Sí. Estuve en el concurso Miss Rio de Janeiro y salí Miss Café de Brasil. Imagínate, tendría que tener café gratis toda mi vida, pero no jaja. Empecé a desfilar y dejé la facultad en el cuarto año. Me faltaba un año para terminar pero yo quería ir a Paris. Dije ‘basta: o me voy ahora o no me voy nunca’. Era la época en que todas las modelos se iban a París.

-¿Y te fuiste?
-No, dije voy a conocer Buenos Aires primero. De acá tomé el agua de Bs. As. y el agua me hizo cambiar el rumbo y me quedé acá.

-¿Y cuál fue el motivo que te hizo que te quedes realmente acá? ¿Fue un amor, fue la carrera, te gustó Bs. As?
-Me gustó Buenos Aires, tuvimos un romance con Buenos Aires, estamos casados hace muchos años, nos hemos acostumbrado y no creo que me vaya a divorciar ahora, me va a tener que pagar mucho Buenos Aires por el divorcio. Empecé a trabajar y era más cerca de Brasil por mi padre, estaba mi mamá, mi papá allá. Me fui quedando y bueno ya pasaron 48 años.

-¿Y qué le dijiste a tus papás?
-No, mi mamá ni sabía que yo estaba acá, pensaba que estaba en Río. Mi mamá vivía en Minas, yo estaba en Río. Arranqué el viaje y digo ‘bueno, después le digo, porque si le digo, me voy a París, me van a hacer una trampa. Me van a decir que me voy a enfermar’. Siempre me lo hacía. Cuando llegue a París, aviso. Y llegué a Buenos Aires y le dije: estoy en Buenos Aires.

-¿Y después de cuánto tiempo volviste a Brasil?
-No, volví después en agosto, pues mi papá estaba enfermo y falleció y volví. Y me fui quedando. Voy y vengo.

-¿Y tu primer trabajo acá cuál fue?
-Yo conocí a un fotógrafo que era el más famoso en Buenos Aires que era José Luis Perotta. Hizo todas las tapas del rock and roll argentino. Él me presentó a Charlie Grilli, que era un diseñador famoso en la época, un niño mimado de la moda. Me conoció, y me tiró un vestido. Tenía un desfile en marzo y no pudo ser porque vino el golpe militar y el desfile se pasó para abril y yo hice el desfile el 5 de abril del año 76 y hasta el día de hoy nunca paré de trabajar.

-Sí, sí, no paraste. Pero después fuiste a la televisión, yo me acuerdo, algo que era maravilloso, que fue Mesa de Noticias. ¿Cuándo llega y por quién llega Mesa de Noticias?
-Hacía los desfiles de alta costura y después íbamos al programa de Andrés Perciavalle que tenía en Canal 13, los domingos, «Las noches de Andrés». Yo iba todos los domingos, me llamaba siempre Andrés. Después conocí a un hombre increíble de la televisión, Carlos Montero, un genio de la televisión, un zar de la TV. Él me dijo que estaba por empezar «El plato volando» (NdR: eufemismo que se refiere a «Mesa de Noticias»). Y me habían llamado para hacer «Semanario Insólito» que tenía 40 puntos de rating. Entonces yo estaba entre «Semanario Insólito» y «El plato volando». Y un día en Madre Plata, en el verano, tenía que decidir y le pregunto a Pepe Parada, que era un gran representante de actores. ¿Qué hago? Tengo «El plato volando» que me llamó Montero, con el gordo Mesa, que no sabía ni quién era, con Fernando Marín. O tengo «Semanario Insólito». ‘Agarrá El plato volando’, me dijo, porque va a ser mucho mejor. Entonces yo llamo a Guinzburg, Becerra, Abrevalla y le digo que no. Nadie lo podía creer. Y empecé con «Mesa de Noticias» que era el programa que no se sabía ni como se iba a llamar por eso le decían «El plato volando». Me fui con Montero y enseguida terminó «Semanario Insólito» y nosotros estuvimos cinco años. Fue una buena decisión. «Mesa de noticias» fue espectacular. Cinco años.

-¿Qué te acordas de esos momentos, de esa época, de esas reuniones de producción, del post programa?
-El programa era genial. Nosotros empezamos como un programa para grande y un día nos reunió el Gordo Mesa y dijo: ‘En este programa nos tomamos un Jumbo para ir a un lado y terminamos en Disney, porque les encanta a los chicos’. Cuando empecé el programa sentía que me miraban todos los chicos. Miraban mucho el programa. Tanto que te cuento un ejemplo. Un día me llama Graciela Borges y me dice: ‘Ahí te mando a Juan Cruz’. Su chiquito cruzaba Libertador, lo traía y se quedaba conmigo con su grupo de amigos, mirando el programa. Yo los llevaba a tomar la leche, hacer los deberes. Se quedaba ahí mirando. Él me amaba por Mesa de Noticias. Era maravilloso Mesa de Noticias con Gianni Lunadei. Yo salía de ATC (ahora Televisión Pública) con dolor de panza de tanto reírme.

-¿Y ahí fue donde empezaste a percibir entonces el ser famosa, que la gente que te reconozca?
-Ahí me fui acostumbrando a esa manera de la gente de mirarte. Una vez me fui al interior para hacer un desfile. No me sentía muy bien, vino la azafata y me dijo que ya llegamos. Miré por la ventanilla y estaba lleno de chicos del colegio. Pensé ‘¿qué político vino?’. ¡Me estaban esperando a mí! Fue maravilloso, una época mágica, cinco años, todos los días.

-Y a la vez estabas desfilando con la alta costura…
-Yo hacía el programa, me iba a hacer los desfiles, viajaba al interior o hacía desfiles acá y volvía. Fueron cinco años a full.

-En esa época, me imagino que en los desfiles las modelos se llevaban los bolsos con todos los pares de zapatos. Había desfiles en todos lados, de casas chiquitas, de casas grandes…
-Hacíamos desfiles en el interior, era maravilloso y se pagaban muy bien, cosa que ahora estamos para abajo.

-¿Y no había tanta gente que manejaba a las modelos? Porque después apareció un Pancho Dotto, apareció un Ricardo Piñeiro…
-Había muchas modelos. A la gente le encantaba las modelos de alta costura, entonces viajábamos. Nos encontrábamos con las otras que hacían mayas, bikinis. Las más de cuerpo, como Mónica Gonzaga, todo ese grupo, más de sport. Nos divertíamos muchísimo.

-¿Y cuándo llega la actuación?
-Yo estaba en «Mesa de Noticias». Me llamaron para hacer teatro con Arnaldo Andrés y Luisa Culiók. Hice comedia romántica en Mar del Plata. Arnaldo André hacía 50 puntos de rating con «Amo y Señor». Con Elvia Andreoli, Boris Rubaja, Beatriz Bonet, Luisa Kuliok. Nos fuimos a Madre Plata. No fue nadie a vernos, jej. Era una fila de teatro. Una cosa de locos. Yo estaba chocha, mi nombre al 100% en la pantalla. Todos venían y me decía ‘la vas a traer en pala’. Nada, qué pala. No ganamos ni el tren a Mar del Plata con todas las valijas tiradas por la ventanilla. No ganábamos un mango, sólo para comer nomás. Comíamos en el club. Era pasarla bien, nada más. La pasábamos súper bien.

-¿Qué extrañas de aquellas épocas, de tus comienzos?
-Acá la pasaba muy bien. Me iba a Mar del Plata tres meses a hacer temporada de desfile o teatro. Después hice todas las películas divertidas: «Los comandos azules en acción», «Los Súper agentes…». Todas las películas a la que iban millones de personas. Hice teatro, otra comedia también.

-En esa época se grababan, ¿cuánto tiempo? ¿Dos meses ya tenían hechas las películas?
-Sí, obvio. Era como un programa. Yo terminaba «Mesa de noticias» y me iba a grabar las películas. Íbamos al Luna Park porque yo hacía la hermana de un boxeador que se peleaba con Moria. La pasaron por todos lados. Era muy divertido. O en «Los comandos…», con German Krauss, teníamos algo, ahí. Todo así.

-¿Algunas vez tuviste que improvisar en una película?
-Casi siempre, jaja. Era casi todo improvisado. Teníamos dos renglones y después sigan. Y seguíamos. Con Moria nos peleábamos y ahí me enteró que ella estaba embarazada de tres meses y nadie sabía. Entonces ella me decía ‘no me sacudas mucho, no me muevas mucho, porque estoy embarazada’. Era divertido hacer todo eso.

¿Qué diferencia ves o qué opinás de la televisión de hoy a esa vieja televisión de la que hablábamos?
-No, ahora está todo muy políticamente correcto, y no creo que la gente sea tan correcta. Todo está deconstruido, pero no creo que tanto. No se puede decir «gordo», no se puede decir nada, pero todo el mundo lo dice. No lo dicen en cámara, pero la gente lo sigue diciendo. Entonces es todo una doble moral, una doble verdad que no es.

-En las viejas épocas de nuestras madres, nuestras abuelas, en los barrios nadie se ofendía. Era el «narigón», pero era con cariño. Nadie se ofendía.
-El otro día me mostraron una foto de Luis Miguel y dije ‘ay estaba gordo’. No se dice gordo, me dijeron. Pero ¡está gordo Luis Miguel, con panza! Evidentemente no hay humor. Nosotros hacíamos «el show del chiste» en el programa de Susana. Hoy cómo sería, tenés que decir todo correcto, no es chiste. Hoy no puedes decir un chiste porque… a mí me llevan presa, jaja. Todo lo que yo contaba está en YouTube. Me divertía mucho.

-¿Alguna vez te sentiste discriminada?
-La gente discrimina. Ahora se habla más también del tema. Había muchos diseñadores que no querían poner negras en los desfiles de invierno. Otros decían «Anamá es para verano». Yo decía ‘bueno, los negros no se visten en invierno, sale todos desnudos’. Hay muchas discriminaciones, pero estamos luchando mucho contra eso, hoy en día. Hay muchas palabras que ya no se pueden decir: «trabajé como una negra», «mano negra», «el dólar negro», ahora se dice «el dólar blue». Hay cosas que hay que ir sacando porque ofende a las personas.

-¿Cuándo llega el primer amor acá en Argentina?
-Yo me enamoré y me casé con Alejandro Palavicini. Lo conocí y era un actor de cine. Era una maravilla. Yo fui con él a mi ciudad y mis amigas no me miraban. Él estaba ahí, y mis amigas miraban a Alejandro. Nos enamoramos y me casé. Estuvimos 15 años casados. Le crié una hija que se llama Vanessa y que vive en el sur. Después nos separamos pero nos quedamos amigos de toda la vida. Yo lo cuidé hasta su último aliento porque tuvo ELA y murió. Lo cuidé hasta el último minuto.

-¿Y tu hija Taina? Es una diosa de verdad…
-Después estuve en pareja con Ricardo y ahí nació Taina. Yo estaba grande, fue un buen embarazo, estuve un mes en cama cuando nació. Tuve un embarazo espectacular, iba todos los días a trabajar. Me medía la panza, me regalaron el moisés, me regalaron todo. Yo me iba al canal a hacer el programa y estaba naciendo. Tomo un taxi, llego al médico y me dice ‘está naciendo’. ¿Cómo está naciendo? Yo vine a hacerme un monitoreo, tengo que ir al canal. ‘No, andá a la clínica’, me dijo. Nació Taina, por suerte, gracias a Dios.

-¿Y cómo es Taina como mamá?
-Muy exigente. Todo el mundo me decía ‘Ay Anamá, cómo la criaste. Qué brava’. Bueno, tiene que tener educación, tiene que aprender. Porque es hija de una madre famosa tiene que ser humilde, simple, saber agradecer, saber saludar a la gente. Y hoy, bueno, es que terminó siendo modelo, hace protocolo empresarial. Estuvimos en Londres, allá hizo el curso del Palacio de Buckingham y en el Palacio de Kensington y yo la estuve acompañando 10 días. Que no me cuesta nada estar 10 días en Londres.

-Necesito hacerte esta pregunta. Siempre que te veo en Instagram, creo que sos la única persona que se va de vacaciones y está impoluta, perfecta, con tus zapatos, tus sandalias. Estás impecable todo el tiempo. ¿Cuántas valijas te llevás?
-Fui con una y llevé otra para mi hija que tenía que traer de libros. Pero me volví con tres. Y encontré una rosa muy Barbie, rosa chicle

-Pero te vas a caminar con unas sandalias y unos vestidos espectaculares…
-No, pero con sandalias con un taquito así. Caminé 400 kilómetros en 37 días. Todo agendado. Ahora ando en zapatillas. Me da mucho calor en los pies, entonces ando con sandalias.

-Veo mucho glamour donde vos te vas. No la podría seguir en París, me echan. La ven a Anamá y me dicen ‘Marisa, te podés vestir bien, por favor’…
-No, me pongo algo básico. El lino es espectacular para viajar. Te ponés un saquito de lino, con unas bermudas y estás bien. Estás para entrar en todos lados, porque para entrar en las grandes marcas te miran mucho. No es así nomás.

-Dame esos tips, esos tips de viajes.
-Vos querés ir a Diör, Versace, por lo menos a mirar. Porque no se puede comprar. Chanel, que es el top de gama, no se puede. Porque es como tu jubilación comprar ahí. Pero te miran cómo estás, te miran todo lo que tenés puesto..

-Con razón una vez me sentí que me miraban un montón, yo estaba con zapatillas así en Italia…
-Lo más importante es vestir con el lujo silencioso. El lujo silencioso es sin marcas, pero de buena calidad. Vos podés vestir simple: con un jeans, unas zapatillas o unas sandalias bajitas de verano, tranquila, con una buena camisa. Y es el lujo silencioso, sin marcas, que no tenga logo tan grande que se note. Gucci, Prada, no. Todo muy silencioso, es lo que está de moda ahora.

-Yo veo que vos te llevas un montón, o tal vez me da la sensación. ¿O vos haces las distintas combinaciones?
-Hago distintas combinaciones, pero llevo, soy un desastre. Llevo de todo, pero tengo que aprender a no llevar tanto, a no comprar. Me dijo una amiga que tengo que comprar una bolsa, chupar con una aspiradora y queda chiquito. Hay trucos, tengo que aprender

-Contame este presente como panelista en un programa de espectáculos o chimentos, como quieras llamarlo…
-Es muy difícil. Porque no me gusta hablar de la vida personal de nadie, porque no quiero que se metan en la mía. Entonces, al estar ahí, abrís mucho la puerta. Yo trato de no meterme, trato de opinar sobre eso, pero no meterme profundamente. Trato de hacerlo, de divertirme, de pasarla bien, de reírme.

-Y te dicen alguna vez, che, ¿te animas a decir tal cosa?
-No, hay cosas que yo no voy a decir, no me río de fulano. No me obligan a nada. Yo digo no lo voy a hacer y no lo hago. Por ejemplo tema de salud y todo eso no me meto. Vino el papá de Wanda Nara el otro día. Yo dije que era un impresentable porque sí, porque no podés estar por todos los canales con tu hija que no está pasándola bien. Me parece que no da. Entonces yo digo la verdad lo que siento.

-¿Y él que te dijo?
-Ay no, que estaba equivocada. Todo el mundo dice que no, que yo estoy correcta. Entonces es divertido. Me llamó Sebastián Beltrame, que antes estaba en Magazine y ahora está ahí. El lugar es muy lindo para trabajar, es un grupo muy divertido. Leo es un amor (NdR: Leo Arias, conductor del programa). Yo la paso súper bien ahí, con toda la producción, los técnicos, todos nos divertimos. Como en el restaurante ahí, que es baratísimo.

-¿Cómo te llevás con la plata?
-Me gusta gastar en viajes. Viajar es lo más. Viajar y comprar cosas, pero comprar cosas buenas. Yo soy fanática de los zapatos. Me gusta comprar lindos zapatos. Hoy me probé unos y dije ‘ay, no los puedo calzar con el dedo roto’. Me gusta comprar buenos zapatos porque el cuerpo y los pies merecen estar bien. Y me gusta viajar. Conocer lugares lindos, ir a comer, salir.

-¿El próximo viaje que te falta hacer? Algo distinto, porque a París vas siempre, a Londres también. Tenés que ir a otros lugares…
-Me gusta mucho Estambul, ya es la quinta vez que voy. Hay países que voy sacando de mi lista. Me quiero ir a Bangkok. Me voy a ir ahí, me quiero ir a Vietnam. Yo estaba en Europa, antes de la pandemia y me llamaron para ir con Marley a Bangkok. Les dije ‘chicos, no me tienen ni que llamar, me tienen que decir más hay un pasaje para vos para ir a tal lado y listo’. Después me llamaron y me dijeron ‘no, cambiamos tu viaje a Japón’. A la producción del programa de Marley les digo ‘miren el problema que me hago’ jaja. Terminé con Georgina Barbarrosa en España. Pasamos por Valencia y Alicante y la pasamos muy bien. Nos divertimos igual. Que me digan donde tengo que ir, yo voy, no me importa nada.

-Quiero decir además que Anamá es asesora. A mí me ha asesorado en los Martín Fierro. Y fui una las mejores vestidas. Así que es importante nueva beta eso…
-Estabas diosa. Yo te quería matar cuando te paraste y hacías así la manga. Yo estaba en Paraguay , fui corriendo a mirar y dije ‘la voy a matar, la voy a matar’. Pero estabas divina. Esos zapatos de Adrián Brown, un fenómeno, de los mejores. Saliste una de las mejores vestidas.

-Quiero hablar un poco de tus escuelas, de las escuelas de modelo que son un éxito, que tenés muchas chicas. ¿Descubriste esto hace cuánto?
-Uy, 82, 83. Ahí empecé con las escuelas, nunca más paré. Hoy me mandó un mensaje una. Me dijo ‘tengo 35, estudié con vos, tengo dos hijos, tengo ganas de volver’. Maru Rodríguez se llama. Después ayer también pasé un video de María Becerra que decía ‘yo tengo 12 años, fui a la escuela de modelo de Anamá’. Mi amor, mi vida, hoy es un éxito. Cuando vino me dijo ‘Anamá, yo quiero ser cantante pero me gusta la moda’. Bueno, le dije que le iba a servir mucho la moda porque iba a ser una cantante súper famosa e iba a usar la moda para vestirte y todo. Tengo muchas escuelas en San Miguel, en Zárate, Ramos Mejía, Lomas de Zamora, Quilmes, La Plata y Capital. Monitoreo a todas, tengo chicas divinas.

-¿A qué edad ya pueden anotarse?
-Y desde los ocho, nueve años ya vienen las chicas. Y a fin de año hago un desfile divino y todas hacen su ropa sustentable. De diario, de revista, de chapitas, de bolsitas de leche. Cada una hace su diseño, su vestido.

-Sé que están las chicas que van a aprender a modelar, desfilar, pero también tenés algo de arte, de diseño…
-Claro, tenemos diseño. Las modelos tienen que saber salir del paso, hacerse un vestido. Tengo una profesora, Lizzy, que da indumentaria que es profesora de la UBA, y le enseña a las chicas a hacer su ropa sustentable. Tengo carteras hechas de diario, las uso. Todo lo que hacen las chicas que estudian conmigo es muy lindo y me encanta.

-No me olvido más cuando me asesoraste en los Martín Fierro. Estaba desde Paraguay, me decía ‘llegas a ganar y que esa capa vuele, subí las escaleras con esa capa’…
-Estabas divina, es una locura. Cuando vos caminaste, que te iban a entrevistar, se veía ese color hermoso.

-Todo el mundo me lo decía. Lo único que sí, que es verdad. El tema de arreglarme esas mangas hermosas…
-Yo le decía a la tele ‘hacé así con las mangas’ jajaj. Estabas muy fina. Con ese vestido de princesa. Yo le decía a Marisa. Con ese físico, tenés que lucir tajos, piernas, hombros. Todo eso hay que lucir ahora, después cuando tenga 100 años, cómo lo hacemos.

-Yo les voy a confesar algo. Me dice antes de comenzar la entrevista: ‘tenés mucha polera en el noticiero’. Jaja, lo reconozco…
-Por favor, polera no es para televisión. Las mujeres que tienen bien esto (NdR: muestra la parte alta del pecho), hay que lucilo, esto se arruga después. Cuando vas a ponerte polera, acordate de mí, sacate la polera.

-¿Qué te queda por hacer?
-Siempre estoy haciendo cosas. Ahora estoy armando un obra de teatro, con humor negro, que se llama «La Traición». Porque me traicionaron tres amigas en el chat de WhatsApp. Entonces estoy armando algo de la traición.

-No hablamos de tu espectáculo…
-Hicimos una temporada de Bossa Nova y ahora dejamos. En cualquier momento volveremos con otra música. Ahora estoy armando otras cosas. Algún programa, estamos trabajando…

-¿Canal de cable o de aire? ¿Me vas a dar la primicia?
-Canal de aire. Sí, te voy a dar la primicia pero no puedo decir mucho. Me gusta estar haciendo un montón de cosas, te da vida. Entreno todos los días y eso me ayuda. A la mañana temprano entreno. A las seis de la mañana me levanto.

-Hubo una época que quisiste ser físico culturista…
-Sí, yo quise ser modelo físico-culturista. Hay que tener masa muscular, hay que entrenar, hay que salir a caminar.

 

 

 

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