A dos días de cumplir 88 años, el papa Francisco viajó a la isla francesa Córcega para participar del Congreso sobre “La religiosidad popular en el Mediterráneo” y reunirse brevemente con el presidente Emmanuel Macron. Aunque el viaje significó el 47° en su vida desde que es Sumo Pontífice, se lo considera histórico por haber sido el primero en este lugar en la historia del Vaticano.
Tras un vuelo de poco más de media hora, el argentino aterrizó en Ajaccio, la capital de la región, y fue recibido con todos los protocolos correspondientes. Además de los miles de ciudadanos que se acercaron para verlo, el líder de la Iglesia Católica fue sorprendido por un grupo musical compuesto por niños.
Minutos más tarde, se trasladó hacia el “Palais des Congrès et d’Exposition”, donde fue uno de los protagonistas en un encuentro que contó con la presencia de los obispos de Italia, Francia y España: “Espero que este Congreso sobre la piedad popular los ayude a redescubrir las raíces de su fe y los impulse a un compromiso renovado en la Iglesia y en la sociedad civil, al servicio del Evangelio y del bien común de todos los ciudadanos”, expresó.
En la misma línea, comentó sobre la importancia que tienen las religiones en la zona del Mediterráneo: “Recordamos, en particular, la grecorromana y la judeocristiana, que atestiguan la relevancia cultural, religiosa e histórica de este gran ‘lago’ en medio de tres continentes, de este mar único en el mundo”.
Y sumó: “En el terreno común de esta audacia en hacer el bien, los creyentes pueden encontrarse en un camino compartido también con las instituciones seculares, civiles y políticas, para trabajar juntos en favor de toda persona, empezando por los más desfavorecidos, para un crecimiento humano integral y la custodia de esta Île de beauté”.
Luego del acto, Francisco conoció la catedral de Santa María de la Asunción, que fue inaugurada en 1593, y se reunió con el clero en la previa de la misa que celebró en el parque de la Place d’Austerlitz, un lugar que marcó la niñez de Napoleón. Allí rezó por la paz mundial, especialmente para “Tierra Santa, Palestina, Israel, el Líbano y Siria”.