Tema difícil para tocar: la ansiedad. Siento que a veces es complicado hablar de eso y que solo alguien que lo vivió o lo vive puede empatizar al 100%. La salud mental es igual o más importante que la salud física, pero no se toma de la misma forma. Hoy en día están más visibilizados, pero tanto la ansiedad como los ataques de pánico y otras enfermedades mentales son temáticas que dejaron de ser tabú en la sociedad.
Hoy en día hay muchas personas reconocidas tanto en el mundo del arte como en el del deporte que empezaron a hablar y a contar sus propias experiencias. Y eso es algo muy noble y valiente, ya que no solo están siendo genuinos y expresando lo que les pasa sino que pueden ayudar a tantas personas que ni ellos se lo imaginan. Un ejemplo bastante actual en las noticias es el de Tini Stoessel. Con el mayor de los respetos quiero contar (por si no lo vieron) que ella está contando lo que le pasa a través de sus redes sociales y en sus shows y no por eso deja de brillar en el escenario. Es una de las cosas que más admiro yo en un artista, porque terminan con nuestro idealismo de vida perfecta e irreal.
Las redes sociales son un arma de doble filo. Así como nos pueden ayudar, informar, entretener y hasta hacer que consigamos un puesto laboral, también pueden dañar. No solo por comentarios y publicaciones inapropiadas, sino por la velocidad que manejan, la presión y la ansiedad que te pueden causar.
Hace unos años, a mí me diagnosticaron ansiedad y tenía ataques de pánico. Llegué a niveles donde lo único que quería era terminar con esos miedos, de la forma que sea. No entendía qué era lo que me pasaba, esa taquicardia, esa presión en el pecho que apenas me dejaba respirar y, sobre todo, las millones de cosas que pasaban por segundo en mi cabeza. Se siente una pelea interna por lograr encontrar la paz con uno mismo.
Aprendí a descubrir soluciones y ahora, en algunas de mis recaídas, ya sé cómo manejarme. Esto me ayudó a entender cuál es mi entorno, que sabe lo que me pasa y puede estar en esos momentos y ayudarme. Y también la gente que está disponible para aprender lo que uno necesita cuando lo transita. La primera vez que me agarraron estos ataques de pánico y de ansiedad, la mayoría de mis afectos no entendía lo que me pasaba, pero con verme, escucharme y dedicarme tiempo lograron de a poco aprenderlo. Hoy seguimos juntos en ese camino.
Con el tiempo, fui armando mi kit de supervivencia. Es primordial la respiración, lenta y profunda, pero sobre todo consciente. La meditación, el ejercicio físico, el contacto con la naturaleza y el aire libre, dormir bien, rodearse de gente querida y la regla de los 5 sentidos. Esta consiste en pensar cinco cosas que podés mirar a tu alrededor, cuatro que podamos oir, tres que podamos tocar, dos que podamos oler y una a la le podamos sentir el sabor. En mi caso, también, caramelos ácidos y mis ‘’objetos antiestrés’’ en distintas formas, para apretujar y descargar.
Quiero hacer hincapié en decir que, si estas pasando por algo así, no está todo perdido. Nada está perdido. Buscá ayuda en amigos, en tu familia o en alguna persona que sientas que puede guiarte, empatizar y saber qué hacer con eso. Y no dejes de contar con profesionales porque ellos saben qué hacer y la forma de ayudarte para salir de ahí con el tratamiento adecuado.