Auguste Rodin, un mítico escultor francés que revolucionó la escultura moderna entre el siglo XIX y XX, expresó en una ocasión que «el arte es el placer de un espíritu que penetra en la naturaleza y descubre que también esta tiene alma». En nuestro país, muchas décadas después de esta cita, hay un artista que evidencia la frase realizando cuadros con tierra sacada exclusivamente del lugar donde creció el protagonista al que retrata.
Jorge López, un hombre oriundo de la ciudad de San Pedro, ganó reconocimiento en los últimos años por adentrarse en un proyecto tan increíble como complejo: pintar a Diego Maradona, Lionel Messi y Mario Alberto Kempes con tierra de Villa Fiorito, Rosario y Bell Ville. Aunque mantiene una prolífica carrera desde hace tiempo creando obras sobre temáticas que lo marcaron de niño, alcanzó la fama internacional luego de desarrollar trabajos sobre los tres campeones del mundo más queridos por los ciudadanos.
En esta entrevista con ADN+, el argentino explica cómo sucedió el momento en que nació la técnica que lo caracteriza en sus cuadros, cómo ideó sus pinturas más celebradas, cuándo inició su relación con Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y contó cuáles son los pasos tiene preparado para el futuro.
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-Contaste que te criaste en las barrancas de San Pedro, ¿cómo influyó eso en tu cultura y en tu preparación como artista?
-Siempre el exterior influye en tu interior. El paisaje y la gente que te rodea se te mete y se hace carne, piel y sentimientos. Todo nos va construyendo por adentro. Nací en una casa humilde cerca del río. Los juegos de la infancia se desarrollaban en los recovecos de la barranca. También cruzar el río en canoa con mi tío Julio para descubrir detrás de la vegetación de la isla, sonidos, bichos y misterio. La primera vez que encontré arcilla fue en el extremo de un remo de la canoa. Recuerdo aquella alegría al volver de la isla para hacer las primeras figuras y cacharros. Más tarde la necesidad de expresarme a través de imágenes se me hizo una necesidad vital.
-¿Cuándo empezaste a realizar los cuadros con está técnica y cómo funciona?
-Por años hice pinturas en diversas técnicas, pero sentía que entre esos materiales y yo no existía ningún vínculo. Cada intento y búsqueda terminaba en una nueva desazón, como si la imagen construida tuviera un vacío y le faltara algo esencial. Hasta que hace unos 15 años atrás, volví a la costa del río y vi como el agua le daba forma a la orilla. En ese instante miré el barro y sentí que esa materia era parte de mí, que me proponía una conexión con mi origen. Tuve un periodo de ardua experimentación hasta crear la técnica para aplicar la tierra en la tela. La tierra que jugué de niño se me revelaba como una sustancia que era parte de mi existencia y que en ella estaba guardada la huella de mis pies descalzos, alguna pequeña lágrima y además conservaría los dibujos que hice en el barro con un palito. Pienso que todo lo vivido en ese suelo quedaba impreso capa sobre capa. La tierra es una materia memoriosa para pintarme y pintar el universo que vive en mí: niños costeros, rostros de pibes de mi barrio, pescadores, además de íconos populares como pueden ser futbolistas y representantes de la lucha por los Derechos Humanos.
-Hiciste cuadros de Diego, Messi, Kempes, ¿cómo nació la idea para cada uno y como lo llevaste a cabo?
-El cuadro de Diego se empezó a proyectar a un mes de su fallecimiento, cuando vino a visitarme un amigo, Nano García, quien trajo a Adrián Pereyra, que había vivido en Fiorito. Él me ayudó a producir y documentar la extracción de la tierra de la casa natal y el potrero donde hizo sus primeras gambetas. La pintura de Messi fue en medio de un momento duro de mi vida, ya que un día me diagnostican cáncer y me tenían que realizar una operación muy grande. Fue en Agosto del 2022, no sabía qué podía pasar. Lo dibujé a Leo en una tela, no llegué a pintarlo y me fui a operar. Mientras estaba en la cama de un hospital, cerraba los ojos y pasaba el tiempo pintando el retrato de mentalmente. Cuando volví a mi casa, estaba muy débil, pero se venía el Mundial. Y así, medio maltrecho, fuimos con Sabina, mi compañera, y Álvaro Vázquez, un talentoso amigo, a buscar la tierra de los orígenes de Messi. Y después me puse a pintar realmente el retrato, pero ese tiempo de pintarlo mentalmente me ayudo muchísimo. Cuando terminó la final del Mundial, fue muy emocionante, ya que él había ganado lo que más quería en la vida y yo, la vida. Al tener los retratos de Diego y Leo, era indispensable pintar a Mario Kempes, con quien tuve una reunión por zoom antes de ir a su ciudad, Bell Ville, a buscar su tierra. Y para esta ocasión conté con la colaboración de un gran realizador audiovisual, Nicolás Heredia. Como verás, a mí me toca pintar, pero en la realización de estas obras hay mucha gente que aporta su grano de arena para que ese proyecto se haga realidad.
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-Tenes relación con Madres y Abuelas de plaza de Mayo, ¿cómo se generó el vínculo?
-Creo que aquellos que fuimos adolescentes con la llegada de la democracia y vimos el horror de lo que había hecho el Estado argentino con su propio pueblo, como las muertes, las torturas, el robo de bebés, los desaparecidos y la deuda que nos dejaron, nos marcó para siempre. Y en la recuperación de la democracia tuvieron un papel clave los organismos de Derechos Humanos: las Madres y Abuelas fueron, son y serán esa luz de dignidad y amor en medio de tanta oscuridad y muerte. Por eso siempre estuve apoyando las banderas de justicia, verdad y memoria. Hace unos años, con unos compañeros hicimos una plazoleta en honor a Madres y vinieron ellas a inaugurarla. Después hice una exposición en la casa de las Madres de Plaza de Mayo y en el centro cultural ECUNHI que está en el predio de la ex Esma. También realice un retrato de Estela de Carlotto con tierra de la ex Esma, una materia que guarda la existencia del horror que vivieron hombres, mujeres y bebés que nacieron en ese lugar y que fueron un botín de guerra para los militares y civiles que tenían el poder en la Argentina. Criaturas recién nacidas que los robaron y le quitaron su identidad, y que Abuelas de Plaza de Mayo, con su lucha incansable, le han restituido la identidad a 137 de ellos. Para hacer el retrato de Hebe de Bonafini fue algo muy fuerte, porque las mismas Madres fueron hasta la plaza, sacaron la tierra y me la ofrendaron para que haga el retrato de Hebe. Esa tierra con tanta historia es el punto central del país, donde pasaron revoluciones, bombardeos. Esta tierra con tanta memoria le pertenece al pueblo argentino que se junta a protestar o a festejar, pero que sin dudas está impregnada de la lucha incesante de las Madres de Plaza de Mayo.
-Presentaste las obras en otros países, ¿qué sigue para vos en tu carrera?
-Realicé exposiciones el año pasado en New York, Miami, Berlín, Madrid y Buenos Aires en sedes de la Galerías Azur. Fue un año intenso. Ahora estoy trabajando en un proyecto a realizar en Francia en el mes de abril, sobre una especie de santo de la pintura: Vincent Van Gogh. Voy en busca de la tierra donde vivió y realizó gran parte de su obra, para pintar y crear stencils que me permitan acercarme a este ser tan inmenso en su arte y, a la vez, tan cercano en su humildad. Vincent amaba la naturaleza, caminaba mucho por el campo en busca de sus temas para pintar, fueran paisajes, girasoles o los campesinos que trabajaban la tierra. Vincent es un pintor de la tierra y con esa tierra voy a pintarlo.