Tengo 22 años y puedo decir que siempre viví la vida intensamente, así cómo se titula mi sección. Intento disfrutar al máximo. Mi familia, tanto la de sangre como la elegida, me inculcó eso. Digo eso porque tengo muchos primos y tíos que sumé a lo largo de la vida, que estuvieron y van a estar siempre. Crecí rodeada de ese cariño y es lo que más les agradezco a mis papás. Porque es lo que me transformó en una persona amiguera. Eso hace que tenga gente que me es fiel, incondicional, con la que uno puede reírse y llorar. Siempre me rodeé de eso y cada día reafirmo más la importancia de tener personas así al lado.
Quería explicarles eso primero, mi idea de la felicidad y de la amistad, antes de contarles lo que estoy viviendo en este momento. Hace dos años me descubrieron un tumor cerebral y me diagnosticaron cáncer. Al principio fue muy duro y lo que más me costó fue querer entender por qué me pasaba. Hoy sé que la enfermedad me hizo crecer. Siempre valoré a pleno la vida, pero ahora lo hago mucho más y cambió mi manera de ver algunas cosas. Pienso más que nunca que hay que disfrutar cada instante, encontrar la felicidad en la simpleza, porque la vida es hoy. Mañana todo puede cambiar.
Mi enfermedad me impide realizar algunas actividades, me genera cansancio corporal, dificultades en la vista, dolores articulares y una sensibilidad en el hemisferio derecho que me provoca grandes dificultades al subir y bajar escaleras o incluso al caminar. Eso me hizo vivir situaciones que les quiero contar para evitar que les pase a otras personas. Por ejemplo, me caí dos veces en el medio de la calle. Nadie me levantó. Quizá porque me vieron joven o porque temen que sea un acting para que alguien les robe. Por lo que sea tuve que hacerlo sola mientras los autos me esquivaban. También me pasa que en el colectivo pido el asiento y me miran con fastidio. No quiero dar lástima diciendo que tengo un tumor cerebral y que en cualquier momento me puedo caer. Y no me enojo con los demás porque entiendo que habrán visto a alguien que se aprovechó y perdieron la confianza. Y eso es algo que quiero ayudar a recuperar desde este espacio. Quiero que volvamos a confiar en la gente y podamos ayudar a todo el que lo necesite.
Mi vida es hermosa incluso con la enfermedad. Soy artista. Desde chica que veo a la música y al teatro como un escape. Me atrapan las ficciones y esas historias que con un poco de música y amor atraviesan todas las situaciones de la vida. A medida que fui creciendo, experimenté clases de distintos instrumentos, teatro, canto y hasta baile. Es mi refugio y el de muchos más.
El arte me sigue acompañando hoy. Hago teatro musical en la misma escuela desde hace cuatro años. Compartir con gente que tiene las mismas aspiraciones que yo me reconforta. También había empezado a estudiar profesorado de nivel inicial, pero tuve que dejar de cursar debido a mis dolores y estado físico. Es algo que intentaré retomar porque me encanta estar con los chicos y ver su simpleza para entender las cosas.
Quería sumarme a ADN+ para poder ir contándoles cómo transito la vida y poder visibilizar determinadas situaciones para que haya más inclusión y para que todos podamos ser más conscientes. Estoy agradecida de la vida, de mi familia y de los que me rodean para que no me rinda nunca. Lo mismo que hacen ellos lo quiero hacer yo con el que me necesite. Acá estoy.