La Escarapela nos representa. Es parte de la historia, como el himno nacional. Este distintivo fue creado en 1812 por Manuel Belgrano y hoy se festeja su día. El celeste y blanco va prendido en el corazón de todos los argentinos en cada fecha patria.
El Consejo Nacional de Educación, en 1935, instituyó oficialmente esta fecha como el Día de la Escarapela, con el objetivo de recordar y valorar la importancia de este símbolo patrio. La escarapela fue creada con la finalidad de unificar los colores del ejército y distinguirse de los enemigos durante las Provincias Unidas del Río de la Plata, promoviendo así la identidad y la unidad nacional.
El General Belgrano instauró en 1812 el uso de la Escarapela en las tropas del ejército revolucionario para poder distinguirse del ejército realista español y fomentar así la unidad nacional en aquellos difíciles tiempos en que nacía Argentina.
La escarapela argentina consta de tres franjas horizontales: celeste en la parte superior, blanca en el centro y celeste en la inferior. Estos colores fueron elegidos por Belgrano para representar a las Provincias Unidas del Río de la Plata, y se dice que se inspiró en el cielo y las nubes de un día soleado.
Según el sitio oficial del Ministerio de Cultura de la Nación, la utilización de escarapelas (no de nuestra celeste y blanca) proviene de una costumbre del ejército español que se hizo costumbre durante el 1700.
En las fechas vinculadas a su creación, como el 18 de febrero, durante toda la Semana de Mayo (desde el 18 al 25), así como en días festivos nacionales como el Día de la Bandera el 20 de junio y el Día de la Independencia el 9 de julio, los argentinos y argentinas lucimos con orgullo la escarapela en el lado izquierdo de nuestro pecho. Es un gesto que refuerza nuestra identidad y muestra nuestro amor por nuestra patria.