Un grupo de vecinos del barrio de Núñez, de la ciudad de Buenos Aires, se ha unido para revitalizar un espacio que se encontraba en estado de abandono, con basura y escombros acumulados, autos estacionados en las veredas y un caos vehicular constante debido a la doble circulación en la calle Víctor Pissarro, situada junto a las vías del ferrocarril Mitre. «Era tierra de nadie y además se asentó un grupo de chicos a vivir en ese espacio. . Y eso nos dio mucha pena. Por eso decidimos iniciar este proyecto», le contó a La Nación el matrimonio integrado por Alexia Boxaca y Robert Fuhr, quiene encabezaron la renovación de este lugar para convertirlo en un hermoso espacio verde.
«Somos 80 vecinos los que nos agrupamos. Juntamos plata entre todos. Arrancamos en marzo y desde entonces mucha gente se acercó a donar plantas. Compramos bolsones de tierra, troncos, rescatamos plantas y recibimos gajos. Así, de a poco cubrimos los 200 metros de las veredas linderas a la vías del tren que van desde Ramallo a Ruiz Huidobro. Hoy están completamente parquizadas», describió Alexia.
El primer paso de los vecinos fue solicitar ayuda e información a las autoridades locales, pero al no recibir respuesta, decidieron intervenir por sí mismos, ya que ese espacio no es propiedad del ferrocarril ni tampoco del Gobierno de la Ciudad. Entonces, avanzaron con el objetivo de limpieza y embellecimiento de esa zona. Removieron la basura y los escombros, nivelaron el terreno y solicitaron la reubicación de los contenedores de residuos que estaban ubicados ahí. Además, pintaron el cordón de amarillo y colocaron señales de «prohibido estacionar» para evitar que la gente dejara sus vehículos encima de la vereda. Después, se enfocaron en la jardinería y la vegetación para darle vida y belleza natural a esos 200 metros.
Este proyecto comunitario, conocido como «Los Jardines de Pissarro», se ha convertido en un espacio apreciado por los residentes y visitantes del barrio, ya que el lugar ofrece un pulmón verde en medio de la ciudad, atractivo para paseadores de perros, ciclistas, corredores y peatones. Además, se colocó una compostera y se planea agregar un «hotel de insectos» para promover la biodiversidad local y la educación ambiental en el futuro. «Es sabido que realizar tareas de jardinería saca la ansiedad y reconcilia con la energía vital. Ahora dedicamos los sábados enteros al trabajo en estos jardines. Hacemos tareas de jardinería, regamos, plantamos y hasta nos damos el lujo de almorzar empanadas en la vereda, como en los viejos tiempos. Esto es una válvula de escape», dijo Boxaca.
Los vecinos de Núñez esperan que su proyecto inspire a otras comunidades a apropiarse de los espacios urbanos y convertirlos en proyectos verdes, creando una sensación de «pueblo» en medio de la gran ciudad. «Es muy gratificante poder trabajar y disfrutar del jardín, lo sentimos como si fuera el del fondo de nuestras casas. Todo el mundo está agradecido. Son iniciativas micro barriales y tenemos la esperanza de poder contagiar a que otros barrios se apropien de los espacios y los conviertan en proyectos verdes. A mí me parece que la ciudad necesita esa sensación de pueblo», coincidieron Roberto y Alexia.