Uno de los secretos de las parejas con éxito es que pueden llegar a discutir, intercambiar ideas y opiniones, inclusive a veces se lastiman, solo que luego buscan reparar y restablecer la confianza emocional en el otro poco después. La discusión no es sinónimo de ruptura. Si bien puede resultar difícil bajar la tensión sin reavivar la discusión o intentar ocultar el problema. Para lograrlo es clave abordarlo de manera efectiva. Aunque no estés de acuerdo con todo lo que tu pareja expresó durante la discusión, es crucial que identifiques los aspectos en los que sí estás de acuerdo y los reconozcas. Reconociendo así necesidades, deseos, pensamientos y sentimientos.
Las parejas no siempre logran hacer esto en una discusión, por lo que si no se hizo en ese momento, es importante hacerlo después. Algunas ideas que pueden ayudar a reparar después de una discusión en un vínculo:
“Siento no haber tomado tu queja sobre… en serio. Entiendo que es algo que te preocupa.”
“Hiciste una buena observación antes, no lo había considerado. Estoy dispuesto a estar más receptivo, y tomarlo más en cuenta la próxima vez.”
“Entiendo ahora cómo contribuí al problema. Voy a intentar ser más consciente de ello en el futuro”.
“Creo que me he tomado personal lo que dijiste sobre… y reconozco que lo que dije o hice pueden haber causado algún impacto en vos. Quiero seguir escuchándote en otro momento en donde los dos estemos listos”.
“No estoy seguro de cuál es la solución para… pero comprendo tu insatisfacción al respecto. Confío en que, como equipo, encontraremos una solución que sea satisfactoria para ambos”.
“Parece que caímos en nuestro patrón destructivo nuevamente. Reaccioné exageradamente ante tu queja, y entonces sacaste a relucir todos los reproches del pasado que evidentemente aun te duelen. Vos también lo viste así? Te escucho. Es razonable que quieras … es importante que las necesidades de ambos se visibilicen”
“Lamento haber dicho lo que dije. Sé que te avergüenza. Creo que me sentí atacado y por eso te devolví el ataque, pero entiendo que esto no nos lleva a ninguna parte”.
“Creo que ambos tenemos puntos válidos. ¿podemos explorar cómo encontrar puntos en común o acercar nuestras posiciones?”
“Me gustaría comprender tu perspectiva, podes contarme con más detalle sobre…?”
“Nuestra relación es importante para mí, al igual que te sientas escuchado. ¿Cómo podemos abordar esto sin lastimarnos?”
“En lugar de culparnos mutuamente, ¿podemos enfocarnos en resolver esto juntos?”
El orgullo separa más que la distancia. El fanatismo engrandece el ego y te hace irracional. La realidad que creés conocer, no es más que tu interpretación. Si observas la realidad de tu pareja o vinculo sin prejuicios, te encontraras con un mundo completamente diferente.
Las parejas en relaciones sanas también discuten, se enojan o agobian, opinan distinto, no necesariamente comparten el gusto por lo mismo, se sienten frustrados e inseguros, necesitan respetar espacios personales y también de conexión con el otro.
Sano no significa perfecto. Lo que hace que una relación sea sana es la forma de lidiar con esos problemas juntos.
Dos contra los problemas. Y no uno contra el otro… por ahí es.