Un equipo de científicos integrado por miembros de del Laboratorio de Ecología de Predadores Tope Marinos del Conicet, la Fundación Rewilding Argentina y el Gobierno de Chubut, está realizando un seguimiento de las especies de aves pingüino de Magallanes, cormorán imperial y petrel gigante mediante un sistema de transmisión en vivo que permite investigar su estado de conservación con mínima intervención, además de constituir una herramienta educativa para toda la población.
Este proyecto innovador en la Patagonia Argentina, a través de un streaming, es inédito en el país y se logró a través de una conexión de internet y electricidad, mediante paneles solares, en tres islas remotas ubicadas en la Reserva de Biósfera Patagonia Azul: Tova, Tovita y Gran Robredo. Los expertos instalaron cámaras de video que transmiten en vivo las actividades de incubación y crianza de los pichones de pingüinos de Magallanes, petreles y cormoranes durante todo el día. Este enfoque les brinda a los científicos la posibilidad de estudiar el ciclo reproductivo de las aves a distancia, minimizando la intervención y sin perturbar a las especies, lo que facilita la implementación de medidas de conservación efectivas, según entiende la Fundación Rewilding.
Las tres especies elegidas, emblemáticas de la zona, fueron seleccionadas debido a sus distintos estilos de vida, comportamientos alimenticios y necesidades energéticas, aspectos relevantes para la investigación científica, según le explicó a Télam Lucas Beltramino, coordinador de área conservación de la Fundación Rewilding. Además, las aves cuentan con pequeños dispositivos GPS que aportan información acerca de las estrategias y lugares que usan para alimentarse mar adentro.
El valor de la reserva natural
La reserva Patagonia Azul cuenta con una alta biodiversidad de colonias de aves y mamíferos marinos entre las que están los pingüinos monitoreados. Estas especies, a pesar del buen estado actual general del mar argentino en eza zona, están expuestas a los efectos provocados por actividades humanas como la pesquería, que impacta disminuyendo la cantidad de peces que conforman el alimento de estas aves, que también pueden verse perjudicadas por buques con redes, que pueden capturarlos de manera indicental. A la vez, el consumo de plástico y microplásticos presentes en las aguas tienen un impacto indirecto, con «efectos subletales que modifican parámetros fisiológicos o bioquímicos», explica Flavio Quintana, biólogo e investigador del Conicet que lidera el proyecto.
Cómo funciona el monitoreo
El seguimiento de los pingüimos se realiza mediante seis cámaras con sonido dispuestas a la intemperie en las tres islas y las imágenes les permiten a los científicos del Conicet evalúar diversos aspectos de la vida diaria de la aves, como la «performance» reproductiva, la tasa de crecimiento de los pichones y la frecuencia de alimentación, además de observar el impacto de eventos climáticos particulares como grandes tormentas y su consecuencia en los nidos de las colonias.
«Lo que vimos en las cámaras es que los adultos hacen siestas muy cortas durante todo el día, de pocos segundos, mientras cuidan a pichones desde la eclosión del huevo. Se trata de una estrategia antidepredatoria», detalló Quintana. Además, el científico contó que el proyecto «sirve como herramienta educativa y formativa para el público en general, ya que permite acceder a la vida e intimidad de la biología de estas especies, que son sumamente difíciles de ver».
Todas las personas con conexión a internet pueden observar en directo -de forma libre y gratuita- a las parejas de pingüinos, petreles, cormoranes y sus pichones en la página web rewildingargentina.org/monitoreo y en el canal de YouTube https://www.youtube.com/playlist?list=PLby_N9QKLvGx1qEiI159KXZKy5H-AHVYI