Atravesar el Río Negro en kayak, hacer el camino de Santiago en Bicicleta y escalar el Volcán Lanín. No se trata de un Reality de pruebas extremas, son las metas que le plantea Hugo Acito, dueño de la constructora San Agustín, a sus empleados. Como premio, ofrece viajes a distintos puntos del mundo.
La movida respondió a la idea de que los albañiles entrenen fuera de su horario laboral para poder cumplir con los retos. La empresa, con casi 30 años de trayectoria, también incluyó en los desafíos a las familias de los trabajadores.
En un principio, el empresario cumplió su sueño de tener a todo su personal sobre los hombros de la provincia: “Hicimos cumbre y se sorprendieron, algunos decían que no podían hacerlo porque tenían pancita, pero llegaron”, contó el empresario, que después siguió con el itinerario. Sus empleados viajaron a Francia y España. Además, les compró bicicletas a todos.
“Buscamos generar un impacto intergeneracional. Esto es una inversión, queremos que los hijos y los nietos se sientan inspirados por las hazañas de nuestros trabajadores”, contó Acito, quien agregó que «los viajes generan alegría y buen clima. Prefiero contratar a alguien que tenga buena onda y ganas de trabajar antes que alguien que sea muy bueno desde lo técnico, porque la tarea se puede aprender pero es necesario que vayan a la obra con ganas de hacer lo que están haciendo».