Canilleras sustentables, un invento argentino

La idea surgió por parte de un rosarino. Tomás Machuca le dio forma a un balde tirado y a tapitas de gaseosa y ahora su ingenio llegó a la Asociación del Fútbol Argentino.

Por Jonatan Pedernera

Abr 28, 2023

Tomás creció con los sueños de todos los chicos que deambulan por los potreros. Pero fue por más. Aprovechó el ingenio y le dio forma a las necesidades de ese momento. Así nacieron las canilleras sustentables. El futbolista Lautaro Blanco fue el primero en solicitarlas y a raíz de los pedidos, Machuca creó su propia empresa.

“En un entrenamiento me rompieron las canilleras de una patada y en casa no sobraba plata para comprarme otro par. Así que decidí buscar la forma de fabricarme algo. Agarré un balde tirado en el patio, lo corté con una sierra y un amigo diseñó las imágenes. Las personalicé y al otro día todos me preguntaban de dónde las saqué”, arranca el relato Tomás, que tiene 21 años y ese momento, a los 16, decía que había conseguido los protectores en Buenos Aires, por vergüenza.

Machuca, en plena tarea, en su propio taller.

Al tiempo, sumó a su amigo al emprendimiento y arrancaron con la venta online. Sumando baldes viejos, echaron manos a la obra. “Comenzamos a recibir pedidos y lo que juntábamos no era suficiente, así que decidimos dar el salto y empezar a transformar tapitas plásticas de botellas. También dejamos de hacer las personalizaciones porque eso llevaba mucho tiempo, así que empezamos a trabajar en la construcción de una marca”, recuerda.

A la vez, avanzaron en el concepto de la propia firma. Por cada par vendido, regalaban otro a los clubes con la idea de alentar el cuidado del medio ambiente y fomentar la recolección de plásticos.

Una de las canilleras especiales, con el escudo de Newells.

Lautaro Blanco fue el primer futbolista en lucir las canilleras. “Llegamos al predio de Ezeiza gacias a él. De a poco, nos estamos sumando a más clubes como San Lorenzo, Argentinos y Talleres. A la vez, seguimos creciendo como empresa”, contó emocionado el chico. Lo que nació como una idea después de una patada, ya tiene vida propia y cuenta con diez empleados, además de su propia familia que lo acompaña en cada paso.

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