El Faraón de la Patagonia ya no está solo

El Glaciar Perito Moreno era casi el único atractivo de El Calafate. Hoy la ciudad ha crecido, las propuestas son variadas y una visita de tres días ya parece demasiado corta.

Por Raúl Catania

Mar 12, 2023

Viajo al sur con mucha frecuencia. En el año 2006 inauguramos nuestro hotel Design Suites Calafate y voy habitualmente a esa ciudad. Siempre pensé que su gran y casi único atractivo es lo que yo llamo El Faraón de la Patagonia: el Glaciar Perito Moreno. El solo es capaz de convocar a miles de turistas que se congregan por el solo interés de verlo, admirarlo a mayor o menor distancia y algunos pocos entusiastas hasta se dan el gusto de caminarlo. Lo sienten bajo sus pies, en alguna de las dos excursiones guiadas que se promocionan regularmente.

Es tan fuerte su imagen y su esplendor que aún hoy, cuando el calentamiento global se hace sentir sobre sus crestas provocando rupturas y desprendimientos permanentes, no deja de producir admiración. Quizá hasta lo haya potenciado.

En enero de este 2023 fue mi última visita y desde que llegué al estacionamiento empecé a sentir sus latidos. Es difícil explicarlo pero al Glaciar se lo siente respirar en el silencio de la mañana  y desprender sonidos impactantes que aceleran el deseo de verlo más de cerca. Uno quiere bajar las pasarelas rápidamente, saltear la explicación profesional del guía (muy  importante por cierto) y poder contemplarlo desde algún mirador y llenar el celular de fotos. Ninguna de ellas, lo tengo claro, podrá reflejar lo que mis ojos ven.

La estancia allí dura dos o tres horas. Parece mucho, pero cada escalón que subís y bajás por las múltiples y seguras pasarelas metálicas (desde hace años reemplazan a las pintorescas pero muy castigadas de madera originales) hacen que se lo vea distinto y te quedés quieto esperando una ruptura estruendosa para poder filmarlo y llevarlo como un tesoro invalorable para compartir con los seres queridos y ahora con los lectores de ADN+. Es tan grande y poderosa su figura que difícilmente su contemplación pase ligera por mi recuerdo. Todo aquel que pueda no debería privarse de ir a verlo con sus propios ojos. No hay palabras para contarlo ni fotos que puedan mostrarlo en su real dimensión. Es magnífico.

Después de ese momento fascinante viene la segunda parte del paseo, embarcarse y navegar la cara Sur o la cara Norte según la empresa que te traslade y ver los restos de hielo flotar en las aguas. El celeste del lago y el blanco del glaciar son tan fuertes que penetran los sentidos e invaden la retinas. Luego de unos 40 minutos de navegación, observando ese paisaje único en el mundo, volvés al micro para regresar a la ciudad.

La ciudad que ahora si es una ciudad. No hay edificios majestuosos, no hay grandes avenidas, pero hace rato dejó de ser ese poblado que conocí hace 17 años. Hoy el Faraón no está solo, no es el único motivo del viaje. La avenida central con un bonito boulevard arbolado ofrece, como sus calles transversales, una variada oferta gastronómica (algunas muy buenas y recomendables, de variados precios), interesantes locales de regalos originales (finos y atractivos y los tradicionales ya conocidos). El movimiento turístico es impresionante, el aire se llena de voces con idiomas distintos, brindis en diversas culturas, gente joven mochilera de hostel y gente no tan joven de hotel y caminar más pausado . Fue una muy grata sorpresa saber que puedo bajar al pueblo, perdón, ex pueblo, y completar mi viaje con una tarde de paseos y buen comer.

Siempre dije que era un viaje de tres o cuatro días como máximo. Hoy tengo que corregir mi pensamiento y mi recomendación: hay que tomarse una semana por lo menos para estar aquí y aprovechar para ir a El Chaltén. Hay muchos senderos no profesionales para caminatas  tranquilas y contemplativas con el Fitz Roy siempre vigilante. Y si se animan hay otros más profundos y desafiantes pero con premios maravillosos para los ojos por los paisajes que irán descubriendo.

Algunos tips para el viaje a El Calafate:

  • La mejor época es de noviembre a marzo (menos viento, menos frio, mas rompimientos).
  • Reserve con tiempo el alojamiento: hay de todos los presupuestos y comodidades.
  • La mayoría de los operadores ofrecen las mismas excursiones pero ojo que los cupos son limitados y se agotan muy rápido.
  • Si se animan y tienen fuerzas, la caminata sobre el Glaciar es una experiencia insuperable.
  • Si pueden elegir el horario de vuelo, vayan temprano para aprovechar ese día a pleno.

Por último les digo lo que pienso a los que son religiosos y a los que no. Disfruten de la maravillosa creación de Dios (o del universo) y de los retoques que el hombre hizo para darle más brillo a esta ciudad. Ahora sí, el Faraón ya no está solo.

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