Su presencia fue una incógnita hasta los últimos minutos, pero finalmente sucedió: el papa Francisco, que sigue recuperándose de sus problemas de salud en la Casa Santa Marta, apareció en el Urbi et Orbi del Domingo de Pascua que se celebró esta mañana en el Vaticano.
Aunque el Sumo Pontífice no pudo participar de los eventos de Semana Santa que se estuvieron llevando a cabo en los últimos días en la Plaza de San Pedro, los fieles de todo el mundo mantuvieron en todo momento la esperanza de que esté en este rito. Para su fortuna, el argentino se asomó por el balcón y expresó: «Queridos hermanos y hermanas, feliz Pascua».
Luego de que el Monseñor Diego Ravelli, Maestro de las Celebraciones Litúrgicas del líder de la Iglesia Católica, leyese el mensaje pascual, Francisco bajó y recorrió la plaza mediante el papamóvil, saludando cálidamente y bendiciendo a varias de las personas que se acercaron para conmemorar la jornada.
¿Qué expresó el papa en el mensaje pascual?
Aunque las palabras las pronunció el Monseñor Diego Ravelli, el mensaje pascual fue escrito por el papa Francisco. En el mismo, el Obispo de Roma exclamó hizo un llamado para que haya paz: «¡Cuánta voluntad de muerte vemos cada día en los numerosos conflictos que afectan a diferentes partes del mundo. Cuánta violencia percibimos a menudo también en las familias, contra las mujeres o los niños. Cuánto desprecio se tiene a veces hacia los más débiles, los marginados y los migrantes. Hay que volver a tener esperanza y confiar en los demás, —incluso en quien no nos es cercano o proviene de tierras lejanas, con costumbres, estilos de vida, ideas y hábitos diferentes de los que a nosotros nos resultan más familiares—; pues todos somos hijos de Dios».
Paralelamente, se mostró cercano al conflicto que siguen teniendo Palestina e Israel: «Estoy preocupado por el creciente clima de antisemitismo que se está difundiendo por todo el mundo. «También tengo presente a la comunidad cristiana de Gaza, donde el terrible conflicto sigue llevando muerte y destrucción, y provocando una dramática e indigna crisis humanitaria».
Además de hablar sobre los problemas que están atravesando el Líbano, Siria, Yemen, Ucrania y Cáucaso Meridional, el argentino manifestó que no es posible lograr la paz sin «un verdadero desarme». Y sumó: «La exigencia que cada pueblo tiene de proveer a su propia defensa no puede transformarse en una carrera general al rearme. No podemos permitirnos olvidar que lo que está en la mira no es un mero objetivo, sino personas con un alma y una dignidad».