El reino fungi, el reino de los hongos, es uno de los cinco tipos de división entre las cuales se clasifica a los seres vivos. Por sus propiedades, son claves para mantener el equilibrio dentro de los ecosistemas en los cuales crecen, funcionando como los grandes recicladores de la naturaleza: descomponen los desechos y los transforman en nutrientes, incluidos los más peligrosos generados por los humanos como los derivados del petróleo o los pesticidas. Existen innumerables tipos de hongos, se calcula entre dos y cuatro millones. Algunos imperceptibles al ojo humano, y otros como el hongo de miel que conforman la estructura viva más grande del mundo.
De estos poderosos organismos, la humanidad se ha valido con fines medicinales, gastronómicos, o incluso como fertilizante en la agricultura. Pero hoy frente a los desafíos en materia ambiental que enfrentamos adquiere un nuevo protagonismo, presentándose como un revolucionario biomaterial que ya están utilizando con aplicaciones tan diversas como la construcción o la industria textil.
La clave es el micelio
Si pensamos en un hongo, seguramente la imagen que se nos viene a la mente es la de la típica seta con “sombrero”. Si bien no es incorrecto, es sólo una pequeña porción del basto y complejo reino del cual esa representación es parte. Por otro lado, se encuentra el micelio, formado por un conjunto de ramificaciones diminutas (denominadas hifas) que constituyen la parte vegetativa del hongo. Se expanden bajo tierra, y lo hacen a gran velocidad si las condiciones son las adecuadas.
Ante la urgencia climática y la necesidad de utilizar materiales sustentables, el micelio cobró relevancia porque es la porción del hongo que sirve como biomaterial, por su alta resistencia y su plasticidad. Ya ha comenzado a reemplazar al telgopor, al cuero -Stella McCartney, diseñadora de lujo e hija de Paul, fue la primera en lanzar un bolso a partir de micelio, seguida por la marca francesa Hermes- y, de manera incipiente, también comienza a usarse en la construcción, para reducir el uso del acero y el hormigón.
Al tratarse de un elemento orgánico, puede ser compostado, y es completamente biodegradable. Estructuras, muebles, ataúdes y almohadillas para auriculares, son algunas otras aplicaciones que el micelio ha recibido, por parte de pequeños emprendimientos y start ups, así como gigantes de la industria como el caso de Dell o IKEA, que lo utilizan para empaquetar productos. Incluso la NASA experimenta con él para crear viviendas en marte, debido a su capacidad para resistir en los entornos más hostiles.
Desarrollo en Argentina
En una etapa aún experimental y con poco desarrollo, comienzan a emerger proyectos vinculados a este material alternativo. Por ejemplo, está el caso de HIFAS, en La Plata, que fabrica objetos de decoración para interiores y jardines, además de brindar asistencia y emprendedores que busquen ingresar al mundo de la mico-fabricación.
Además, buscando potenciar y expandir el conocimiento sobre la producción de micelio, se realizará Expo Fungi, los días 16 y 17 de septiembre en la Ciudad de Buenos Aires, un evento que reunirá diversos protagonistas que integran la comunidad alrededor de este reino, llamado a ser un actor clave en la búsqueda de una sociedad más sustentable y respetuosa de la naturaleza.