La vida desde dos perspectivas

Existe una mirada científica y una filosófica, que no son necesariamente incompatibles. Incluso pueden complementarse para ver el mundo con mayor profundidad y amplitud, como si fueran dos lentes de una misma cámara.

Por Alejandra Naudi

Oct 22, 2024

Cuando se trata de observar nuestra vida, el mundo y comprender nuestro lugar en él podemos asumir dos miradas radicalmente distintas: una mirada detallista y focalizada, propia de la ciencia, y otra mirada más abarcativa y trascendental, característica de la filosofía. Ambas, aunque en apariencia opuestas, se complementan y enriquecen la experiencia humana, ofreciéndonos maneras de ver el mundo que, cuando se suman, nos dan una comprensión más completa de la realidad.

Por un lado, la mirada científica nos invita a centrarnos en los detalles. Es la perspectiva que disecciona. Esta forma de ver el mundo nos pide que descompongamos las cosas para entenderlas mejor. La ciencia nos lleva a observar el mundo desde una lente microscópica. Nos enseña que el universo, en toda su grandiosidad, está compuesto de una intrincada red de detalles que se relacionan entre sí. Gracias a esta perspectiva, sabemos que nuestras emociones tienen raíces biológicas en neurotransmisores y conexiones neuronales. La ciencia nos revela cómo funciona el mundo. Esta mirada tiene la cualidad de la certeza, de lo concreto, de lo mensurable.

Sin embargo, la mirada filosófica propone un enfoque diferente, casi opuesto. Es una mirada que busca el sentido más profundo de las cosas, que quiere entender no solo el “cómo”, sino también el “para qué”. Observa el todo más allá de sus partes. La filosofía es como un paseo al atardecer: nos invita a detenernos, a contemplar, a buscar significados en lo que nos rodea. Es la perspectiva que se pregunta no solo qué es la realidad, sino qué significa para nosotros y qué lugar ocupamos en ella. La filosofía no tiene prisa por llegar a respuestas definitivas; al contrario, le interesa más el proceso de cuestionar que la respuesta misma.

La filosofía nos lleva a mirar la vida como un todo, a reflexionar sobre el propósito y el sentido de muchas cosas que nos suceden, más allá de lo que estemos viviendo momentáneamente, y a aceptar que algunas cosas simplemente no tienen una respuesta clara. Mientras la ciencia nos proporciona conocimiento, la filosofía nos ofrece sabiduría.

Estas dos miradas no son necesariamente incompatibles. De hecho, pueden ser complementarias. Juntas, la mirada científica y la filosófica, nos permiten ver el mundo con mayor profundidad y amplitud, como si fueran dos lentes de una misma cámara.

La ciencia nos ayuda a entender el mundo material, tangible, aquello que podemos observar, medir y replicar. Nos invita a acercarnos tanto como podamos, a no perder de vista los detalles, a escudriñar la realidad con precisión. En cambio, la filosofía nos incita a dar un paso atrás, a mirar el cuadro completo, a pensar en el contexto,  en el todo, más allá de sus partes, en el misterio de lo que no podemos conocer del todo.

En un mundo donde a menudo nos perdemos en la inmediatez, entre las redes sociales y el ritmo frenético de la vida moderna, tal vez valga la pena recuperar un poco de estas dos miradas. Saber cuándo detenernos a observar un detalle y maravillarnos con su complejidad, y cuándo dar un paso atrás y preguntarnos qué significa todo esto, qué sentido tiene para mí, más allá del detalle, ir más allá de la parte especifica y ver su relación con el todo. Porque al final, la vida no es solo una cuestión de saber o conocer, sino también de sentir y de encontrar un sentido más allá de lo evidente de todos los días.

Hoy quise invitarte a reflexionar cuánto usas la mirada científica, escudriñando cada detalle o evento detalladamente de tu vida, y cuánto logras tomar distancia y observar qué sentido más amplio y abarcativo tiene ese mismo aspecto, vivencia, relación o persona en tu vida.

Aceptar y cultivar ambas perspectivas es aceptar la riqueza de la experiencia. Si hacemos una analogía, la vida puede verse como una obra de arte, es como si la mirada científica nos muestra cada pincelada, cada textura, el grosor de la pintura y la técnica utilizada. Al observar cada detalle de nuestra vida muchas veces nos puede llevar a la parálisis por sobre análisis. La mirada más abarcativa de la filosofía, por su parte, nos invita a apreciar la obra en su totalidad, a perdernos en los colores y a sentir lo que esa obra nos provoca.

Ambas miradas son necesarias cada vez que observamos nuestra vida. Acercarnos… alejarnos… Quizá hay veces que lo que estamos viviendo nos resulta abrumador o avasallante, nos ahoga. Y cuando tomamos perspectiva de eso que estamos viviendo, nos es más fácil dimensionarlo, no como la serie completa, sino como un capítulo más de ella… y sabemos que en cualquier momento muchas cosas se transformas, cambian, y todo continúa…

Alejandra Naudi

Es Licenciada en Psicología, especialista en psicoterapia cognitiva y Mindfulness. Se formó en gestión de la ansiedad mediante terapia cognitivo conductual. Actualmente vive en Madrid. A través de su instagram, @buscadora de emociones, colabora con familias migrantes para una mejor adaptación al país de acogida.Es una convencida de que "no vemos la realidad como es, sino como somos". De ahí la importancia del autoconocimiento y el auto cuidado. Sus columnas invitarán a reflexionar acerca de cuánto podemos hacer voluntariamente por nuestra felicidad, redireccionando nuestra atención y eligiendo más conscientemente de dónde y cómo nos "nutrimos" de información.

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