En plena pandemia, investigadores argentinos recrearon el canto de los chingolos, un ave característica del país y Sudamérica. De esa manera, y gracias a la inteligencia artificial, trasladaron la señal a las especies más jóvenes. Ahora, con esa misma tecnología, que se gestó en nuestro Parque Pereyra Iraola de La Plata, se utilizará el dispositivo para preservar a los animales amenazados.
La novedad es fundamental para la vida de los animales, ya que los chingolos juveniles aprenden el canto que los acompañará por el resto de sus vidas de parte de los ejemplares adultos. Si bien los trinos suenan iguales, las primeras sílabas de los cantos de los ejemplares son diferentes para quienes los aprenden.

El chingolo es una de las razas características que habita los bosques de nuestro país.
Los primeros bocetos se respaldaron en la investigación del ornitólogo Fernando Nottebohm, que realizó en 1960. El especialista tomó notas de estilo taquigráficas y fue dejando registros
Cuando los investigadores volvieron a la zona y observaron ejemplares juveniles cantando, fueron a los registros para corroborar si habían aprendido las melodías olvidadas. Luego de hacer un repaso, notaron que estaban vociferando las notas de los cantos de la década del 60.

La idea se desarrolló en el Parque Pereyra Iraola. Busca preservar a otras especies de aves.
El dispositivo tendrá una nueva finalidad: monitorear a ejemplares de gallinetas chicas en la Patagonia, un ave que se encuentra en la categoría “Vulnerable” de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
La idea es que el dispositivo contribuya al Programa Patagonia de Aves Argentinas, un proyecto que busca evitar la extinción de especies en peligro y generar información sobre la fauna y los ecosistemas patagónicos, entre otras finalidades.