¿Un equipo argentino puede ganar la Copa Libertadores?

Uno de los dos se meterá entre los cuatro mejores. Tienen mucho para mejorar, pero también fortalezas para soñar. El duelo entre Boca y Racing tiene mucho en juego en el camino hacia ser el rey de América.

Por Cholo Sottile

Ago 25, 2023

La Copa es una obsesión. Supera el cantito de cancha. Está más cerca del slogan del torneo: es la gloria eterna. De Qatar para acá puede ser que haya cambiado un poco el voto por la influencia de la generación tuitera, pero siempre el hincha prefirió ganar la Libertadores con su equipo antes que el Mundial con la Selección. Es el torneo. Por eso las noches de partidos tienen un nervio especial. No es lo mismo ir a la Bombonera o al Cilindro un domingo cualquiera que un miércoles de Copa. Boca, como marca su historia presente, se convirtió en copero con los equipos de Bianchi, con esos 11 nombres que salían de memoria con Riquelme, Guillermo Barros Schelotto y Palermo adelante. Por eso -y por ellos- es un puñal que hayan pasado 16 años sin una vuelta olímpica. Racing vivió distinto estas últimas décadas. Primero se preocupó por salir campeón del torneo local, al punto que convirtió a Mostaza Merlo en estatua por cambiar el paso después de 35 años. Después, se puso como objetivo ganar a nivel internacional. Hoy son los dos representantes argentinos que se eliminarán mano a mano en un clásico que tomó más temperatura. Así que la pregunta apunta sólo a ellos: ¿uno de los dos puede ser campeón de América el 4 de noviembre, después de la final a un partido que se jugará en Río de Janeiro? Sin camiseteos absurdos, que a veces están más cerca de la demagogia que del análisis, la respuesta es sí. Una afirmación que es difícil de decir a los gritos, es cierto, pero que se puede asegurar con argumentos.

La Copa Libertadores aún no tiene ningún cuco. Que no haya un equipo que genere pánico abre el juego. River, el mejor del fútbol argentino en el primer semestre, no estuvo en partido en la vuelta con Internacional de Porto Alegre y se fue por penales. No le alcanzó con ser superior en el Monumental. Flamengo, el brasileño de los nombres estelares, el de Gabigol, David Luis, Everton Ribeiro y Arturo Vidal, quedó afuera contra Olimpia y terminó apretado por su barra. Era el defensor de la corona, el campeón de la última edición. Sampaoli, quien suele tener mejor imagen con su táctica que con sus actitudes, otra vez no pudo con un plantel de estrellas… Ahora parece impresionar más Palmeiras, que le hizo 4 goles de visitante al Deportivo Pereira y probablemente sea el máximo candidato. Sabe ganar la Copa, de hecho se la llevó en 2020 y 2021. El Inter de Chacho Coudet, que le ganó 1 a 0 al Bolívar en La Paz, es otro conjunto respetable. Pero hasta el momento no hay un Boca de Bianchi o un River de Gallardo. O un Flamengo del 2023. Desde ahí, si mejoran sus propias versiones, Boca y Racing pueden soñar con los ojos abiertos. Tienen un escudo enorme, un apoyo popular conmovedor, entrenadores preparados más allá de los gustos, futbolistas con roce internacional. Les falta más regularidad en el juego. Tal vez lo puedan conseguir y lanzar la candidatura si hay un gran ganador en Avellaneda.

El objetivo de Boca durante todos estos años es ganar la Copa. O la obsesión, porque se transformó en un deseo tóxico. Ya nada parece servir si no se levanta la Libertadores. «Fue culpa de Bianchi», gritó Riquelme como en todos con esa camiseta. Con esa lectura del escenario, Riquelme cambió acertadamente el modelo en un año atravesado por la política. Dejó de lado el casting de jugadores queridos que pasaron a dirigir antes de tiempo, como Ibarra y Battaglia, y buscó a Almirón una vez que el Tata Martino no aceptó la propuesta. Y los refuerzos fueron del nivel de Cavani, un monstruo con historia en el mundo; ya no «oportunidades» de bajo costo en el mercado local. A su alrededor, gran mérito de la gestión en general, brillan pibes como Barco, Medina, o Zeballos, aun con menos minutos de los que pide su gambeta. Después de una Copa con más resultados que juego, entonces, Boca debe dar un salto real de calidad. Racing, del otro lado, tuvo el peor semestre del ciclo Gago si se mide por volumen de juego. Pero en la Libertadores jugó mejores partidos que en el torneo local. Se movió por las banquinas: pasó de un partido horrible en defensa a una noche casi épica contra el mismo Atlético Nacional. En la Bombonera, jugó mal y fue superado por Boca. Habrá que ver, entonces, si las incorporaciones un tanto tardías, como Juanfer Quintero y Almendra, mejoran la versión del equipo. O si llega Roger Martínez, el 9 con gol que le cambió la cara a Racing. Así las cartas, si superan su propia imagen y no quedan en el camino heridos por la batalla que se viene, los hinchas podrán ilusionarse con un campeón argentino de Copa después de 5 años de alegrías brasileñas.

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