Tras un accidente se convirtió inesperadamente en un prodigio musical

Derek Amato, un directivo de ventas, se golpeó la cabeza en el año 2006 y despertó con un talento que le permitió diagramar una carrera artística.

Por Gabriel Casazza

Jun 3, 2024

Corría el ya lejano año 2006 cuando Derek Amato, un director de ventas de 40 años de edad, sufrió un accidente inesperado que le cambiaría la vida por completo y para siempre. Se trató de un golpe en la cabeza realmente delicado que generó una preocupación contundente.

Amato se había reencontrado con sus amigos de la secundaria de Denver. Mientras jugaba con ellos con una pelota de fútbol americano decidió tirarse a la pileta para atrapar un lanzamiento. Así fue como impactó con el cemento en la parte menos profunda de la piscina y comenzó el desastre.

Es que el costado izquierdo del cráneo de Amato rebotó con el cemento y, acto seguido, el agua comenzó a teñirse de rojo ante la desesperación de todos y cada uno de los presentes, que comenzaron a socorrer al director de ventas de diversas formas en un momento crítico.

«Solamente recuerdo reunirme con algunos amigos de la escuela secundaria para cocinar en la piscina. La mayor parte de ese día en particular es vaga. También recuerdo el ruido más fuerte cuando me sumergí en el extremo menos profundo. Mis oídos sangraban violentamente. Aparte de eso, son solo pedazos dispersos», señaló Amato.

El protagonista de esta historia fue trasladado de urgencia al hospital más cercano, donde posteriormente fue diagnosticado con una conmoción cerebral severa que lo hizo dormir durante cinco días. Finalmente, cuando pudo despertar, recibió el alta ante el alivio de todos.

Luego de ello llegó lo inesperado: al ir a la casa de un amigo que tenía un piano en un rincón del living, Amato sintió una atracción que jamás había sentido. Se trataba de la necesidad de sentarse y tocarlo. Sí, ese golpe en la cabeza y ese sueño profundo lo transformaron por completo.

«Mi mente parecía producir cuadrados blancos y negros, que se movían de izquierda a derecha en secuencia. Los cuadrados parecían representar una guía, que le decían a mis dedos hacia dónde ir en el piano. Estaba haciendo cosas que no sabía que podía hacer», narró al respecto.

«La compulsión es bastante precisa. Mis dedos hacen una imitación de lo que veo incluso mientras duermo. Mi cerebro no se detiene ni se toma un descanso, compone constantemente. Cuando entro al estudio a ensayar o desahogarme, supongo que se podría llamar así, es un proceso muy emocionante. Me siento tan abrumado por empezar a tocar que a veces me enfermo», profundizó.

A partir de ese accidente, Amato hizo una carrera en la música. Disfruta componiendo baladas en el piano con un estilo que se asemeja al de Elton John, según cuenta. Y disfruta gracias a un talento que adquirió a través del síndrome de savant, del cual hay solamente 130 casos documentados. Se trata de los individuos que sacan rédito de un suceso desafortunado, que a raíz de un golpe fuerte se convierten en «sabios».

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