Siempre que llega esta época del año nos suele encontrar corriendo. Con despedidas anuales, cierre de ciclos, compras de regalos y organizaciones varias. Muchas veces en compañía de otros pero algo desconectados de nosotros mismos. Otras veces nos sorprende en pleno balance personal, contrastando las expectativas de logros varios que tenía para este momento con lo que considero haber conquistado. La famosa balanza interna, lo que logré, lo que me falta… A veces puede vivirse con frustración, enojo o angustia de lo que no he logrado o conseguido. Otras veces la ausencia de algún ser querido nos conecta con esa falta que nos hace doler el alma.
Son fechas especiales. Ese balance interno a veces nos deja recalculando. Reflexionando acerca de mi camino personal, de cuánto he logrado avanzar en mi propia dirección personal. Otras veces caigo en la cuenta de que he transitado algún camino impuesto de afuera por mandatos sociales o familiares, o bien es un camino autoimpuesto, que poco tiene que ver con mis aspiraciones más profundas.
Pero llega diciembre, implacable, y aquí me encuentra. ¿Puedo verme? ¿Cómo me encuentro? ¿Con qué preocupaciones? ¿Con qué anhelos? ¿Con qué deseos?
A mí me gusta pensar en esta época como un renacer. ¿Qué aspectos de mí mismo quiero y me comprometo a que renazcan? ¿Con qué características mías amadas y olvidadas me gustaría reencontrarme? ¿Qué viejos deseos e ilusiones desearía rescatar o renovar?
Tal vez quiero comprometerme a hacer más tiempo para dedicarlo a alguna actividad que me encienda. Algún deseo que abandoné hace tiempo. Avanzar pese a sentir miedo. Trabajar en mí, en mis pensamientos limitantes o en las cadenas mentales que siento que me atan a viejos condicionamientos. Quizá deseo ser pesebre para otros, o necesite ser más pesebre para mí mismo…
El contexto social o económico en que vivimos nos puede dificultar conectar con este “espíritu navideño” y esta época del año se convierte en un momento complejo de transitar. Sin embargo, quizás el espíritu de la navidad sea sencillamente el cariñoso recordatorio de reservar tiempo para la larga y lenta travesía del desierto que cada uno lleva dentro. Una cálida invitación a tomarnos tiempo para descubrir cuál es nuestra estrella que nos hace brillar por dentro e ilumina a los demás. Que podemos elegir honrar el tiempo necesario para reflexionar acerca del nacimiento de las personas auténticas en que necesitamos convertirnos…
Deseo que en esta época del año la claridad se manifieste con fuerza en tu vida. Que dejes por un momento las preguntas por la placidez del silencio. Que llegue a vos lo que da un real sentido a tu vida. Que puedas observar las preocupaciones, el dolor, la ausencia o la tristeza sin permitir que ninguno de ellos te haga su esclavo. Deseo que busques rodearte de cosas o personas que vibren en tu mismo estado. Que esta navidad puedas comprometerte a hacer que renazcan en vos esos aspectos de tu identidad que te enciendan, que te hacen más auténtico y que te den esa fortaleza interna capaz de empujar y sostener a todos aquellos que hoy no pueden hacerlo por si solos.
Que este momento del año, te encuentre como te encuentre, seas capaz de conectar con tus dones más genuinos y con cada pequeño logro o conquista personal como un gran tesoro.