Anamá Ferreyra y el misterioso galán que le vendió su primer auto

Le compró un Honda Civic a un famoso rompecorazones y las mujeres le dejaban mensajes en el parabrisas destinados al ex dueño.

Por Leo Lucente

Ago 21, 2023

Hay objetos que vienen con historia incorporada, independientemente de nosotros o de quien acceda a ellos. Y dejan marcas en quienes los usan. Porque somos el resultado de todas esas cosas que hicimos alguna vez. Anamá Ferreyra, queridísima por todo el público argentino, inconfundible en su forma de hablar y su simpatía, accede al pedido de ADN+ y Car One de relatarnos la historia de su primer auto. “Mi primer auto fue un Honda chiquito, que estaba medio fundido. (NdR.: un Honda Civic, cuarta generación). Se lo compré a un chico que salía mucho, que tenía muchas novias y era un auto muy famoso, muy conocido en la noche. Tenía un dibujo atrás -con un sombrero gigante- entonces todas las chicas sabían que el auto era de fulanito de tal”, nos cuenta Anamá con su inconfundible dicción.

“Yo lo compré y estaba quemado el motor, llegaba yo y llegaba todo el humo conmigo, ponía un litro de aceite y no duraba nada, un desastre”, relata. Recordatorio: hay que chequear antes de comprar un auto usado, llevarlo al mecánico de confianza y que le haga una revisión completa así no nos pasa lo de la amiga Anamá. Pero sigamos, que queremos saber más de este misterioso galán, al menos tiranos un nombre Anamá.

“La vedad que ya me lo tomaba con gracia, era una risa. Tenía siempre la ventana llena de tarjetitas que le dejaban al anterior dueño, no puedo decir quién era. Bueno, sólo puedo contar que se llamaba Hernán, pero no voy a decir el apellido. Le dejaban tarjetitas diciendo ‘me abandonaste’, ‘no me llamaste más’, ‘Hernán te extraño’, ‘Hernán veni a mi casa’. Era un infierno”. Se ve que Hernán era un rompecorazones, y su auto  el primero para Anam – quedó como un símbolo de todas aquellas mujeres que aún esperaban como Penélope el regreso de su amado.

“Igual también tengo lindos recuerdos por haber sido mi primer auto, recuerdo que era muy potente y me acuerdo también de un día que soportamos una tormenta tremenda en Buenos Aires, que se inundó toda la ciudad pero el chiquito aguantó perfecto y siguió andando sin problemas”. Pero los mensajes de amor no cesaron y Anamá, más allá de estar contenta con lo que su primer auto ofrecía, tuvo que tomar una decisión.

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“Lo terminé vendiendo porque no soportaba más que las chicas se acercaran pensando que era el auto de este chico. Así que lo hice arreglar porque no quería que al próximo dueño le pasara lo que me pasó a mí, y lo cambié por otro. Así que siempre que pienso en mi primer auto me es imposible no recordar todos los cartelitos de amor que veía cada vez que me subía al auto”.

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