“Ojalá que con esto yo pueda hacer tan feliz a alguien como otra persona lo hizo con mis papás en 1995”. Con ese mensaje, Iara, hija del famoso periodista y de Estela Chardon, acompañó todos los elementos requeridos en el banco de donantes de óvulos y esperma para ayudar a otra pareja. Y si bien el trámite es privado, la médica aclaró que si ese futuro niño o niña sentía la necesidad de hablar, estará disponible.
La cantidad de familias formadas por gametos de terceros va en aumento. En general, las dificultades más comunes que se presentan en las mujeres son la baja reserva ovárica y las alteraciones genéticas. Según los datos de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva, en Buenos Aires se realizan más de 1500 procedimientos de donaciones de semen y óvulos.
Pero hay un retroceso en el aspecto judicial, ya que si bien el Código Civil establece que los nacidos de esta forma pueden solicitar los datos de los donantes, el trámite es burocrático y todo queda a criterio del juez.
“Mi mama viene del palo de la ciencia, siempre me habló con términos muy precisos. No recuerdo en qué momento me lo dijeron, fue todo muy natural, creo que siempre lo supe”, dice Iara, quien reconoce que en su casa se hablaba de todo de manera abierta. Es más, ella misma participaba de pequeña en las reuniones de Concebir, la asociación civil que fundó su mamá para acompañar a las personas con dificultades reproductivas.
Un estudio realizado en CEGyR (Centro de Estudios en Genética y Reproducción) demostró que la mayoría de las parejas heterosexuales planea compartir el dato previo a la concepción, pero una vez que comienza el tratamiento y luego de que el bebé nace, solo un 37,4% decide hacerlo.
Por otra parte, una investigación reafirmó la postura de Iara, ya que la mayoría de las mujeres se convertían en donantes para ayudar a otras familias. La mayoría, dejaba el incentivo económico en un segundo plano.
Ya con 27 años, recibida de médica y con conocimientos suficientes en toda la materia, Zlotogwiazda dice que no tiene ganas de convertirse en madre y tampoco lo planea a futuro. Pero puede comprender el deseo de maternar de otra mujer y la impotencia ante las dificultades para lograrlo. Por eso, con su decisión, se siente feliz por ser parte del proceso.