Luego de un largo proceso de estudio y fabricación, alumnos de sexto año y profesores del Instituto Provincial de Educación Técnica (Ipet) N° 64 “Malvinas Argentinas”, ubicado en el barrio San Vicente de la ciudad de Córdoba, donarán a un geriátrico muletas y bastones elaborados por ellos mismos. La escuela es una de las pocas de la provincia con especialización en industrialización de la madera.
El inicio de este proyecto se remonta a 2018 cuando Miguel Quevedo, profesor del instituto, se hizo cargo del espacio curricular. “Siempre me interesó vincular al alumno con el afuera”, explica al diario La Voz. Fue así que, por intermedio de José Toledo, un biólogo, llegó con sus alumnos a la Reserva Natural Vaquerías, ubicada en Valle Hermoso, propiedad de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
Los alumnos comenzaron a frecuentar la reserva para tener contacto con las especies invasoras o exóticas, es decir, plantas que se desarrollan fuera de su área de distribución natural, en hábitats que no le son propios, produciendo alteraciones en la riqueza y diversidad de los suelos. En ese contexto, se sumó Anita Cugini, otra profesora del Ipet que enseña en quinto año en la currícula recursos forestales. Ambos, empezaron a “hacer equipo” y el proyecto fue tomando forma.
“En mí cátedra veía un programa muy centrado en el extractivismo. Entonces, le buscamos la vuelta para ver cómo podíamos reciclar esos recursos forestales”, indica la profesora. Y prosigue: “Empecé a problematizar sobre la pérdida del bosque nativo en Córdoba. Hicimos actividades en los barrios para observar la falta de árboles nativos. Fuimos a la reserva para conocer el monte y así empezamos a germinar árboles, que luego los reemplazamos en los lugares donde Miguel extraía la especie invasora”.
Fue así que una vez que se extraían las especies exóticas, alumnos y alumnas de quinto, bajo la tutela de la profesora de Ciencias Biológicas, estudiaban la especie, creaban fichas técnicas y con qué árboles nativos podían realizar una reforestación. “Nosotros estudiamos y mostramos que esa especie exótica extraída se puede convertir en un producto de uso útil para la comunidad. Erradicamos el invasor, lo reponemos por otra especie nativa para recuperar el monte, producimos un objeto y lo donamos con el paradigma de la economía circular”, reflexiona Quevedo.
Una vez que la especie exótica ya ha sido troceada y cortada en tablas, los alumnos de sexto año entran en contacto con la etapa final del proyecto: elaborar las muletas y bastones para luego darles un uso en la comunidad. Priscila Mercado (17) es estudiante y junto a sus compañeros trabajaron durante todo el año en la elaboración de estos productos, bajo la atenta supervisión del profe Miguel. “En quinto año comenzamos a sacar las especies invasoras y reforestamos. Todo lo trabajamos con la profesora Anita”, relata la estudiante. Y concluye: “Una vez que tenemos las exóticas, a la madera le hacemos un tratamiento para luego utilizarla en distintos productos, como por ejemplo las muletas, y luego donarlas. Es un proceso lento pero muy útil y satisfactorio”.
En el instituto hay emoción por la huella que dejarán en la sociedad una vez que, finalmente, se concrete la primera entrega, prevista para el lunes 9 de octubre en el hogar de ancianos Padre La Mónaca. Mientras tanto, los alumnos y alumnas, con la asistencia de los profes y con el apoyo institucional siguen trazando más objetivos por cumplir sin descuidar el fin social de la especialidad de la escuela enclavada en San Vicente.