Braian Romero lloró desconsoladamente. Se jugaban apenas minutos del partido con Argentinos, en San Nicolás, cuando él se pasó de vueltas por su ímpetu para disputar cada pelota, se le fue la pierna y se topó con la roja que lo eyectó de la semifinal de la Copa de la Liga. Vélez, pese a ese golpazo prematuro, replegó sus líneas, se hizo un equipo compacto, generoso y pasó a la final contra Estudiantes en Santiago del Estero. El 9 siguió masticando dolor. El triunfo había amortiguado su sentimiento de culpa. La sensación pasó a ser otra, pero también amarga. No podía jugar el día de la posible consagración. En su lugar entró el uruguayo Vecino. No fue lo mismo. El suplente, el pibe Alejo Sarco, hoy colgado, fue el que inventó el gol del empate con una jugada extraordinaria. Aunque el desenlace de la película es conocido. Pese a haber jugado su mejor partido en ese torneo, Vélez debió mirar de cerca el festejo de Estudiantes después de los penales.
Cualquier otro equipo pudo sentir ese impacto emocional. Caerse anímicamente. Tener la percepción, con sentido, que iba a ser difícil repetir en un campeonato largo ese sprint final en los mano a mano después de clasificarse por una amigable combinación de resultados. Al contrario: se tomó como un punto de partida y Vélez elevó su nivel. Más allá de cómo termine esta nueva historia, hoy Vélez se transformó en el mejor equipo de la Argentina. Se debe a la idea clara de Gustavo Quinteros, a los niveles altos de muchos futbolistas como Aquino, a la recuperación de otros como Mammana, a que se quedó el capitán Valentín Gómez pese a que había viajado a Italia a hacerse la revisión médica para terminar en River. Y la contundencia, un valor determinante en el juego, que va de la mano de Braian Romero, el que hoy sale en las tapas siempre sonriendo…
Romero es el goleador del campeonato argentino con 10 goles. Una excelente cifra para un centrodelantero que además hace un trabajo de mucha presión en la salida. Cuando empezó esta liga se pudo pensar que corría peligro su lugar porque Vélez contrató a Michael Santos, el ex delantero de Talleres que es un muy buen finalizador en el área. Pero Braian hasta mejoró sus primeros números en el club. No sólo cuidó su titularidad, si no que durante varios minutos pudieron convivir en la cancha. El llegó de Tijuana a mediados de 2023, en medio de la angustia por no descender. El Gallego Méndez lo quería, Bassedas lo pretendía y su empresario, Bragarnik, colaboró con la gestión al punto de no cobrar comisión para que el jugador aparezca con la V azulada en el pecho. Y fue un relanzamiento para el goleador, que había tenido su pico de rendimiento en Defensa y Justicia, con números que lo llevaron al River de Gallardo a mediados del 2021.
En su inicio se encontró rápido con el gol, como lo soñó en su época de hincha del club. Luego bajó su efectividad, volvió Beltrán de Colón, llegaron Borja y Pablo Solari, y Braian Romero apenas un año después de su llegada voló al Inter de Porto Alegre. En Vélez, está a la vista, relanzó su carrera. Por su olfato, su persistencia, su gran estado físico y, en otro plano, hasta por una cábala-bendición: los mensajes virales de Bizarrap, el hincha más famoso de Vélez, anunciándole cuántos goles va a meter en el partido que se viene. Esa relación hasta generó que Romero festeje con Independiente Rivadavia con la gorrita del productor musical estrella, el que la rompió con Shakira. El que saltó a la fama a nivel mundial en 2020 junto a Nathy Peluso. El que protagonizó las famosas BZRP Music Sessions con Paulo Londra, Nicky Jam, Duki, Nicki Nicole… Un fenómeno que sigue a su amado Vélez desde donde sea.
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Hay otro punto relevante en Braian Romero. Los goles valen todos uno, pero no es lo mismo hacer el cuarto de un 4-0 que uno que define un partido determinante. Vélez el sábado tuvo un partido que bien pudo resultar clave en sus aspiraciones: Racing, en Liniers. Importante por el juego, porque enfrente apareció uno de los tres planteles con más nombres del fútbol argentino. Y por lo emocional, a partir de que venía de perder con Central en Rosario (0-3) y en la fecha siguiente le aparece River en el Monumental, un karma. Los minutos pasaban, la gente empujaba en un marco impresionante en el estadio Amalfitani, pero el equipo no podía sacar ventaja pese a ser un tanto superior. Faltaba cada vez menos y era un empate con sensación de derrota. Fue ahí cuando Aquino hizo un giro que fue un atentado a la cintura a Nardoni, abrió a la izquierda con Thiago Fernández, y el pibe tiró un centro perfecto, con rosca y la tensión necesaria para que Braian Romero apareciera detrás del central Colombo y metiera el gol con un cabezazo de pique al suelo. Uno de esos gritos que van a quedar en la historia si Vélez logra coronar.
Por eso otra vez apareció Bizarrap en el vestuario para festejar con sus jugadores y hubo foto con Braian Romero. De un lado el motivador de Instagram y del otro el goleador de un equipo que le devolvió el orgullo a sus hinchas. Vélez, acostumbrado a ganar, con la nostalgia aún de las grandes noches de Libertadores y su partido épico con el Milan, sufrió los días oscuros en los que peleó con el fantasma del descenso. Ahora otra vez mira desde arriba apalancado por un gran equipo y por los goles de Braian Romero, el delantero que también recuperó la autoestima.