La historia tiene un guión contranatural. En tiempos en que futbolistas argentinos no vuelven al país a cumplir el sueño que tenían de chicos por diversas cuestiones -la seguridad en las calles, la debilidad de la moneda, la organización del torneo- un jugador español se autopostuló para jugar en nuestra liga. Iker Muniain decidió venir y se transformó en una de las figuras de la guía del campeonato. Lo disfruta tanto que a cada paso se lo ve con una sonrisa de satisfacción y agradecimiento. No pudo ser en River, el escudo del que se hizo hincha a la distancia, por el cual se disfrazó para ver en la cancha en la final de la Copa Libertadores con Boca en Madrid. Entonces, después de venir en persona con seis valijas, un dato que delataba sus ganas de quedarse, se reunió con los altos mandos de San Lorenzo, con Pipi Romagnoli, y se definió por un grande que dio su batacazo en el mercado.
Unas semanas después, mientras sus compañeros le regalan un mate para que se sume a las costumbres, tiene que soportar la cargada por tener siempre en la punta de la lengua la palabra «chaval» y degusta de las milanesas de la cocina de Buenos Aires, jugó su primer partido de titular y festejó dos goles de frente a una hinchada tan original como agradecida. La gente de San Lorenzo aplaude al vasco por venir a lucir su camiseta, por cantar sus canciones y por darle un salto de calidad a un plantel que venía golpeado y tal vez un tanto subestimado. Con Banfield, el volante ex Athletic Bilbao agarró la pelota que se disputaban dos compañeros y festejó el 1-0 de penal. Después, cuando el juego ya estaba igualado, pisó el área a toda velocidad para ponerle el pie zurdo con calidad a un centro atrás de Cerutti. La 80 de San Lorenzo, pese a ser un número no convencional, se transformó en la camiseta a comprar en el Bajo Flores…
Ya quedó en la historia: el primer gol de Iker Muniain en el fútbol argentino. Con la camiseta más hermosa. Y junto a la hinchada más Gloriosa. pic.twitter.com/5DETLJJy1D
— San Lorenzo (@SanLorenzo) September 29, 2024
Todo un personaje, una especie de Papu Gómez desde su parecido físico pero con un perfil un poco más moderado, se puso a cantar después del doblete. «Cuervo, sos mi alegría; mi locura, vos sos mi vida. Cuando salimos a la cancha nos reciben con esa canción, y la verdad es que se ponen los pelos de punta», entonó y se conmovió ante las cámaras mientras contaba que era su preferida. Una especie de Daniele De Rossi, la estrella de la Roma que hace unos años aterrizó en Boca. La gran diferencia es que el internacional italiano llegó en el ocaso de su carrera, a los 36 años y después de un tiempo sin competencia. Iker llegó a los 31, entero físicamente, para demostrar acá lo que se veía por televisión. Tan metido está en el Mundo Cuervo que todos los partidos también se hace viral la imagen de Ana Montoya, su pareja, cantando las canciones como un eco sincronizado de la original tribuna de San Lorenzo.
En Argentina es más conocido su apellido, su póster, que su carrera. Se hizo recurrente en el boca a boca por su historia como hincha de River. No todos sabían, hasta ahora, que es el futbolista más joven en debutar en la Primera del Athletic Bilbao. Algunas fechas lustran su chapa… A los 14 años, el entrenador Joaquín Caparrós lo subió a hacer la pretemporada. Tenía 16 años ese 30 de agosto de 2009, cuando entró a la cancha contra el Espanyol de Barcelona en su debut en la Liga española. Un mes antes, el 30 de julio, había debutado en un partido de la tercera ronda previa de la liga de Europa en San Mamés frente al Young Boys. En el partido de vuelta, el 6 de agosto, hizo el gol de la victoria que le dio el pase a la siguiente fase. El 4 de octubre se convirtió en el futbolista más joven en meter un gol en Primera: tenía 16 años y 289 días. Una locura a puro vértigo, que luego tuvo un desarrollo más conocido, incluidos dos partidos en la Selección de España. El hombre de esos récords es una leyenda en Bilbao.
Es un volante ofensivo, como jugó con Banfield. Y tiene panorama y equilibrio para iniciar más cerca del volante central, como en su debut en el fútbol argentino en la derrota de San Lorenzo contra Vélez. Su experiencia, roce internacional, lo llevan a otro nivel. A tal punto que sorprendió que San Lorenzo, en un momento complejo de su economía, y después del episodio desprolijo por el pago de Reali a Independiente Rivadavia, haya podido contratarlo. «Para poder pagarle a Muniain hay una empresa que nos está apoyando, que es sponsor del club. Y también dos amigos míos, empresarios, que ayudan sin pedir nada a cambio porque querían que Iker viniera a San Lorenzo», explicó sin vueltas el presidente Marcelo Moretti ante la sorpresa general.
Tan inesperada fue su llegada al club de Boedo que cuando se dio la primera reunión en general se tomó con una sonrisa desconfiada. Se le bajó el precio a la posibilidad. Después del cara a cara se informó que Iker se había vuelto satisfecho a España y debía dar una respuesta. Ahí ya decididamente se tomó en serio el fichaje. A los pocos días, el volante de barba prolija estaba otra vez en Ezeiza para jerarquizar el fútbol argentino, para reforzar fuerte y acompañar a varios chicos con mucho potencial en San Lorenzo. Y para darse un gusto que tenía. En un momento en el que Muniain pudo elegir en qué liga jugar, se definió por Argentina. Ahora corre en el Nuevo Gasómetro, ya empezó a hacer goles y canta las canciones de los hinchas…