Los legisladores de la Ciudad de Buenos Aires declararon como Personalidad Destacada de la cultura al músico y compositor Kevin Johansen en un acto realizado en el Salón Dorado del Palacio Legislativo, que contó con la presencia del diputado y co-autor, Juan Modarelli en reemplazo del legislador y autor del proyecto, Franco Vitali. Además, el homenajeado estuvo acompañado por Mariana Biro, el abogado Daniel Divinsky, Karina Johansen y el percusionista Enrique Roizner.
“Buenos Aires es una ciudad nuestra, desde mucho antes por cuna por madre argentinísima y nos nutrió de la argentinidad”, dijo Kevin Johansen, luego de recordar a su madre y previamente a expresar su felicidad y gratitud a través de su música: «Es retribuir y agradecer de la mejor manera que conozco”, explicó el artista.
«Quiero agradecerle porque su música le baja el tono a la discusión. A veces rompiendo las formas, no rompes el fondo, pero descontracturando cierto lenguaje o manera de entender la música, el mensaje sigue estando”, destacó el diputado Modarelli en la presentación del reconocimiento para el artista nacido en Alaska en 1964, de madre argentina y padre «gringo», como le dice el propio Kevin al hombre objetor de conciencia de la guerra de Vietnam.
Johansen se mudó a Buenos Aires a los 12 años con su mamá, quien lo crió rodeado de discos de Tita Merello y Violeta Parra, pero también de Los Beatles y Bob Dylan, entre tantos. Luego, Kevin vivió un tiempo en Montevideo, Uruguay, donde se enamoró del ritmo rioplatense y empezó a tocar la guitarra, más allá de que ya contaba con la influencia y el amor por la música que la había transmitido su familia.
Cuando regresó a Buenos Aires tuvo una incursión en el rock un breve éxito con su banda Instrucción Cívica (el álbum Obediencia Debida, 1985, que fue disco de oro en Perú. Aunque a los 25 años comenzó una nueva etapa en su vida cuando decidió América del Norte para reencontrarse con el pasado de su infancia y comprender en profundidad sus raíces. Allí, precisamente en Nueva York, el dueño de un club de música punk lo invitó a participar de su proyecto y en la década del 90 grabó y tocó en dicho establecimiento de la Gran Manzana.
Con un disco bajo el brazo, “The Nada”, tarjeta de presentación que daría nombre a su banda, en el 2000, Johansen volvió otra vez a Buenos Aires para instalarse definitivamente en la ciudad e iniciar la mejor etapa de carrera como músico con esa mezcla de anglo y criollo que tanto lo distuingue. Como fue distinguido en este caso por el parlamento porteño.