Es una palabra no tan conocida y que a todos nos vendría bien considerar. La asertividad se define como la habilidad que permite a las personas expresar de manera adecuada, sin hostilidad ni agresividad, sus emociones frente a otra persona. Es la cualidad que nos habilita a manifestar opiniones, pensamientos o sentimientos de manera adecuada. Ya sean positivos o agradables; o negativos o desagradables. En síntesis, es la habilidad que se relaciona con cuán efectivos somos al momento de decir lo que opinamos o pensamos.
Podemos observar en ella dos grandes variables: una es la honestidad, que tiene q ver con el autocuidado de decir lo que opino, siento o pienso. Hablamos aquí de “autocuidado” pues sabemos, con sobrada evidencia, el carácter disfuncional de guardarnos lo que sentimos, sobre todo dolores y frustraciones, pero también opiniones y expresión de necesidades y deseos.Y la segunda variable tiene que ver con el cuidado del otro. Cuando yo integro estas dos variables nacen cuatro actitudes, o podríamos hablar de cuatro estados en la vida de relación.
El primero es cuando cuido poco del otro y me cuido poco a mí, o sea soy poco honesto. Este estado se llama evasión. “¿Para qué voy a decir lo que quiero decir si ya sé cuál será su respuesta?”, “Ya fue… Lo dejo así, no quiero armar lio”, “No me interesa”, evado. El segundo estado es cuando cuido poco de mí y cuido mucho del otro. Esa actitud se llama complacencia. “Te cuido demasiado y no expreso lo que me pasa”. Puede ser por temor a confrontar, a ser rechazado o herir al otro. En extremo podemos hablar de sumisión. Ambas maneras de relacionarnos pueden no tener consecuencias en el corto plazo, pero sí interferir en el mediano y largo plazo, reforzando sentimientos de rechazo, enojo o frustración hacia nosotros mismos o la otra persona.
El tercer estado es cuando cuido mucho de mí, soy súper honesto, pero no cuido nada al otro. Este estado podemos llamarlo sincericidio, cometo un homicidio con mi sinceridad. “Bueno, yo ando con la verdad por delante, si a vos te molesta es tu problema, no el mío…” ¿Qué quieres que te diga? Si es la verdad…”. Al sincericidio en extremo lo podemos llamar violencia, ya sea verbal o psicológica. Y el cuarto estado es cuando cuido al otro a la vez que me cuido a mí expresando, y ésa es la asertividad.
Podemos asumir un compromiso de aprender a decir lo que sentimos o pensamos en el momento adecuado, a la persona correcta y en privado. Cuidando y cuidándome. La verdadera honestidad no puede concebirse sin empatía o compromiso afectivo. Implica, ante todo, una mirada respetuosa y considerada conmigo mismo y el otro.