Orgullo nacional: dos paracaidistas argentinos rompieron un increíble récord

Alejandro Montagna y Marcelo Vives doblegaron una marca de 2019 al saltar en caída libre desde la estratosfera en medio de la noche.

Por Gabriel Casazza

Sep 9, 2024

Una vez más, un hecho completamente destacable hace que los argentinos no veamos invadidos por un profundo orgullo. En esta oportunidad, esa sensación está generada por dos paracaidistas que llevaron a cabo una verdadera proeza.

Se trata de Alejandro Montagna y Marcelo Vives, quienes rompieron un récord impresionante que estaba vigente desde el año 2019. Lo hicieron después de protagonizar una auténtica hazaña que para muchos podría llegar a resultar utópica.

¿Qué hicieron Montagna y Vives? Llevaron a cabo el salto nocturno en caída libre más alto de todos los tiempos. Sí, trabajaron durante un año y, tras realizar una inversión contundente, lograron el mencionado y audaz cometido. Impactante.

Es que los argentinos se lanzaron en caída libre desde la estratosfera en medio de la noche. Hablamos de una altitud de nada más ni nada menos que 13.000 metros, por lo que lograron quebrantar el mencionado récord que acumulaba cinco años.

Alejandro Montagna en acción.

«Fue muy zarpado. Tengo 4500 saltos, pero esto supera todos los hechos hasta hoy. Fue muy intenso, el frío, la velocidad, la máscara de oxígeno, el tiempo de caída libre», exteriorizó Alejandro al respecto, mostrándose plagado de orgullo.

«Al principio, durante el primer minuto, Marcelo y yo no sabíamos si estábamos sobre la zona de aterrizaje o no. La visual era muy confusa desde tanta altura. Igual ya no había nada que hacer», profundizó Alejandro, narrando lo acontecido.

Los argentinos se marcharon hacia la estratosfera enchufados a tubos de oxígenos y en un avión que tenía el aspecto de un cohete. Así fue como rompieron el récord mundial anterior que pertenecía a Andy Stumpf, que había saltado desde 10.973 metros.

«A Marcelo en la salida se le volaron los cubre guantes. Y al momento de la apertura tenía las manos casi congeladas. Apenas pudo agarrar los comandos. Llegó con los dedos un poco azules, pero nada grave», completó Alejandro.

Gabriel Casazza

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