¿Qué nos hace argentinos?

Se cumplieron 208 años de la declaración de Independencia, cuando nos desligamos para siempre de las garras de la corona española y nos declaramos como una nación libre e independiente. De esta forma, cada individuo que haya nacido en estas tierras o que quiera ser parte de este país, se podía identificar como “argentino”, pero ¿qué nos hace argentinos?

Por Martín Rodriguez Pinto

Jul 10, 2024

Ser argentino sale más allá de las limitaciones que nos podría generar el uso del adjetivo gentilicio, puesto que no es solo un nombre que se nos encadena el día que nacimos y que recibimos por primera vez con nuestro documento. Esta característica única es mucho más compleja y especial, y solo quienes la poseen pueden terminar de entenderla.

Los argentinos somos parte del pueblo, inclusive antes de la independencia nos hicimos escuchar y nos diferenciamos de la insípida personalidad de quienes intentaron imponernos su voluntad, fue el mismo Cornelio Saavedra quien nos representó en una sola oración, puesto que nunca nos quedamos callados, siempre intentamos tener la última palabra sobre lo que nos perturba y molesta, nadie está por encima nuestro «y no queda duda de que el pueblo es el que confiere la autoridad o mando».

La Revolución de Mayo nos demostró lo fuerte que puede ser el pueblo argentino, esto es equivalente a la próxima característica que nos identifica, pero que también es nuestro gran talón de Aquiles, la unión. El argentino es unido y fiel a sus seres queridos y creencias, esto nos hizo fuertes frente a las adversidades y le demostró al mundo que no somos un pueblo sumiso, ni mucho menos débil.

Sin embargo, esta misma facilidad de llamar amigo a cualquier persona es proporcional a la sencillez que tenemos de crear una grieta, esta confianza y unión también nos puede corromper y nos hace caer a la creencia de que quien piensa diferente, está en mi contra. Es verdad de que es una gran contradicción que la misma característica puede unirnos, nos puede separar, pero no es la única vez que pasa.

El argentino es orgulloso de ser quien es, esto nos vuelve individuos con un gran sentido de pertenencia, a pesar de que el país esté en un mal momento, como suele suceder en múltiples épocas a lo largo de su existencia, jamás dudaría en quedarse a oponerse a las adversidades, en vez de huir hacia algún otro territorio ajeno a los problemas que genera Argentina de forma casi natural. Pero esto nuevamente nos lleva a ver el otro lado de la moneda, este orgullo también nos lleva a ser arrogantes y soberbios, las enemistades son más palpables en esta era de la comunicación gracias a las redes sociales, nuestro amor al país llega a ser notoriamente irritante para los otros, y este rechazo solo nos impulsa a seguir con este comportamiento, haciendo que el orgullo que tanto nos identifica, se pueda tornar de una virtud a una falencia.

Como mencioné antes, el país está constantemente en crisis, y esto nos llevó a desarrollar un instinto natural a poder sobrevolar cualquier situación, nos volvemos expertos en casi cualquier profesión y solucionamos problemas de formas inimaginables, aunque no siempre sean las medidas más ortodoxas. Rebuscamos desde donde no hay nada ante situaciones imposibles de sortear, pero cuando no encontramos la solución, la inventamos. Esto nos dio paso a crear miles de inventos revolucionarios como la birome, el bypass coronario o el colectivo, todos frutos de la “viveza argentina”. Pero esta misma también nos lleva a ser desconfiados, ya que no todos usan esta característica para hacer el bien y muchos la utilizan solo para beneficio personal.

Unidos, amigables, orgullosos y “vivos”, esas son algunas de las características que identifican a los argentinos/as, pero cada una de ellas viene arraigada a una falencia fruto de la misma virtud, puesto que también somos egoístas, molestos, engreídos y traicioneros. Esto nos vuelve una gran contradicción, algo difícil de explicar, y eso nos lleva a la última característica, la cual tampoco se puede describir con palabras, solo se puede sentir y no entender, la pasión.

Uno no es capaz de explicar lo que puede hacer la pasión, es un sentimiento que nos impulsa a realizar locuras de todo tipo y sentir que nos completa de alguna forma. Somos uno de los países más pasionales del mundo, esto nos vuelve quienes somos, nos lleva a caminos que nunca pensamos encontrar, nos vuelve verdaderamente únicos y especiales, sin importar cuantas voces escuches diciéndote que no vas a poder, es esa pequeña vos dentro de tu alma la que te dice que si podes, que te busca alternativas y formas para lograr lo que uno siente. Y si, esta voz viene del alma y no de la mente, puesto que es la más profundas e internas de las voces, la cual le da sentido a nuestras vidas, algunos las pueden tener con un deporte, una profesión o una simple actividad, pero esto nos llena y nos motiva.

Entonces, si me preguntan “¿qué es ser argentino?”, yo les respondo que no hay una respuesta clara, y mucho menos única, puesto que, al igual que la pasión, es un sentimiento que excede lo terrenal, nos vuelve únicos en el mundo y nos llena el alma, una característica tan especial que nos encandila desde el primer día, hasta el último.

Martín Rodriguez Pinto

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