Muchas veces escuché la frase de clientes o amigos que dicen que “estos gratos recuerdos son lo único que nos llevamos”. Y si eso fuera así, que para mí lo es, lo mejor sería compartirlo con otros. Queremos contar cosas buenas, ése es nuestro ADN+. Y vaya si los viajes lo son.
Desde hace 27 años soy Gerente de Recursos Humanos y Relaciones Institucionales del Grupo Solanas y la Cadena de Hoteles Design Suites. Y soy, sobre todas las cosas, un amante de los viajes. Y cundo surgió esta idea me fascinó poder contar mis experiencias como turista, como trabajador de la industria y también como observador de distintas experiencias ajenas que me han llegado y los invito a que ustedes también sean parte. Queremos que agreguen su propio ADN+ a nuestro sitio contándonos los lugares más hermosos que hayan ido o donde mejor la hayan pasado para que otros podamos vivir su experiencia.
La industria del Turismo ha cambiado mucho en los últimos años. En mi infancia eran pocos los que podían salir de vacaciones y se tomaban de 15 a 30 días como mínimo. En ese momento desconectarse era una realidad y no una mera utopía. Porque ahora llevamos el celular y la notebook a todos lados y nos conectamos todo el día y desde cualquier lugar. Alquilamos casa u hotel preguntando si hay wi fi antes que baño privado o cochera. Los tiempos cambiaron y también las agencias de viaje. Antes teníamos una de cercanía con un asesor de confianza. Ahora la tenemos en nuestro teléfono y, si buscamos un destino, al ratito nos empiezan a llegar propuestas como si estuvieran dentro de nuestra cabeza.
Ahora nos tomamos una semana o un finde largo y entre que llegamos, desarmamos y volvemos a armar se nos fueron casi dos días. Y otra vez a la vorágine diaria. Es importante enfocarnos en disfrutar el tiempo que sea y donde sea. El disfrute está en el paisaje y también en nuestra mente. Por eso quiero llevarlos en esta columna a esos momentos de descanso puro, de descubrimiento genuinos, de esos lugares que solo veíamos en fotos y de relatos que nos movilicen a emprender nuevas aventuras.
Por experiencia les digo que valoren cada lugar como si fuera el más lindo y confortable que les haya tocado visitar. Porque ése es el secreto de los viajes inolvidables. He pasado de dormir en una carpa en el camping más modesto a hacerlo en un hotel cinco estrellas en la Quinta Avenida de New York. Conocí las más grandes ciudades del mundo y pequeños poblados rurales. Y los disfruté todos. Hay algo que no cambió en mí. No importa donde esté ni con quién esté. Siempre pienso que tengo todo para ver. Y lo voy guardando todo en mi mente. Porque yo me creí esa historia de que es lo único que nos llevamos.