Trabajó con el kinesiólogo de la Selección Argentina y hoy ayuda a optimizar el cuerpo

La historia de vida de Silvina Inamine, una distinguida kinesióloga fisiatra y experta en acupuntura que comparte los detalles de su progreso.

Por Gabriel Casazza

Mar 16, 2025

La historia de vida de la licenciada Silvina Inamine es digna de destacar. Es que esta mujer de 56 años de edad y oriunda de Luján, provincia de Buenos Aires, ha llevado a cabo un progreso realmente imponente y para aplaudir.

Silvina, hija de inmigrantes japoneses que trabajaron durante décadas en una tintorería familiar, decidió estudiar la carrera de licenciatura de kinesiología en la Universidad de Buenos Aires. Y allí fue como comenzó su destacado camino.

Poco tiempo después de recibirse, Inamine trabajó durante una década con Adolfo Mogilevsky, el kinesiólogo que introdujo la preparación física de los equipos de fútbol en el país e integró el cuerpo técnico de la Selección Argentina durante la etapa de Carlos Salvador Bilardo.

Actualmente, la protagonista de esta historia es la propietaria de «Kinac», un centro modelo de kinesiología y acupuntura que se ubica en el corazón de Barrio Norte. Así las cosas, compartió los detalles de su crecimiento en diálogo con ADN+.

«Me acuerdo que, a los 10 u 11 años, mientras iba a la escuela primaria, mi mamá trabajaba parada en la tintorería. Cuando yo regresaba, me pedía que le hiciera masajes en las piernas y en los hombros. Por entonces, sin querer, comencé a trabajar con las manos», comenzó exteriorizando.

«Como tenía muchos dolores en la espalda, fui a ver a un médico, quien me mandó a hacer rehabilitación. Entonces, comencé a averiguar de qué se trataba la carrera de kinesiología. Afortunadamente, me gustó. De todos modos, no sabía si me iba a entusiasmar. Pero a medida que iba haciendo la cursada, encontré buenos docentes en la UBA, que me dieron una gran formación», profundizó en torno a la lumbalgia que supo contraer.

«Tuve la suerte de recibirme y comenzar a trabajar con Adolfo Mogilevsky, el pionero de la kinesiología en la Argentina. Cuando me llamó Adolfo, me quería morir. Días antes, había leído una nota en la revista El Gráfico. Fui a la entrevista y, por suerte, me tomó. Trabajé 10 años, junto a su equipo. Él me abrió la cabeza y fue la base de mi formación profesional», narró.
Por último, Silvina hizo referencia a su actualidad: «Al poco tiempo, me di cuenta que el Ki, de la primera parte de la palabra significa energía, en medicina china. Justamente, es con lo que nosotros trabajamos en acupuntura. En tanto que, la segunda parte, la pusimos por acción. Esto me llevó a pensar que, en el nombre está sintetizado el fin de lo que nosotros hacemos: mover la energía y el cuerpo».
Gabriel Casazza

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