La ciencia dio un importantísimo paso en la lucha contra el cáncer de piel más agresivo, el desarrollo de esta vacuna estuvo a cargo de miembros de la Fundación Sales (quienes apoyan investigaciones científicas contra el cáncer) junto con investigadores del Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas). Vaccimel fue asignada a pacientes con melanoma y demostró una alta eficacia en los respectivos ensayos clínicos efectuados en pacientes de nuestro país.
En Argentina se registran anualmente entre 1.200 y 1.500 casos de melanoma y se producen alrededor de 600 muertes en los casos más graves. Esta vacuna viene a dar una fuerte respuesta a esta problemática y aunque no es preventiva, se debe aplicar en las primeras etapas de la enfermedad para evitar su progresión. Se espera que Vaccimel se encuentre en el mercado en los próximos meses, debido a que ya cuenta con la aprobación de la Anmat (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica). A su vez, la vacuna será producida por el laboratorio Pablo Cassará.
El director de Fundación Sales, Arturo Prins, manifestó que equipo de investigación es liderado por José Mordoh y llevan trabajando más de 35 años en el desarrollo del inoculante. Mordoh quien fue discípulo del premio Nobel argentino Luis Leloir, apunta incrementar aún más su eficacia para potenciar el efecto de otras terapias contra el melanoma y de esa manera, aplicarla en otros cánceres.
José Mordoh, fue quien condujo la investigación y expresó que “lo interesante del estudio es que también pudimos determinar que el tratamiento con Vaccimel es compatible con los llamados ‘inhibidores de los puntos de control inmunológico’, un tipo de inmunoterapia que en los últimos años ha probado mejorar enormemente las perspectivas de estos pacientes”. El tratamiento demostró una alta capacidad para estimular el sistema inmunológico de los pacientes que padecen algún tipo de cáncer de piel y a diferencia de los procedimientos tradicionales como la quimioterapia y la radioterapia, no afecta a las células sanas. A su vez, al administrarse junto con las terapias que comúnmente se conocen, no solo mejora la calidad de vida de los pacientes, sino que también prolonga su supervivencia.
Una particularidad de la vacuna es su capacidad para aumentar significativamente la cantidad y variedad de linfocitos en el sistema inmunológico, lo que potencia la capacidad del cuerpo para combatir las células tumorales. De esta manera, la ciencia avanzó a pasos agigantados contra a lucha del cáncer más agresivo y genera grandiosas expectativas para los pacientes que enfrentan la enfermedad.