El Cuti Romero, del desconocido al mejor 2 del mundo

En silencio, saltó de Belgrano de Córdoba al fútbol italiano. Se ganó el reconocimiento y el Tottenham lo pagó 50 millones de euros. Scaloni se la jugó por él cuando nadie tenía su nombre y ya pelea para ser parte del 11 histórico de la Selección Argentina.

Por Cholo Sottile

Jun 12, 2024

Con cara de bueno y trabada de malo, Cuti Romero hoy se convirtió en el mejor 2 del mundo. El ataca a los delanteros. Es difícil de superar en el uno contra uno, tiene juego aéreo en las dos áreas, sabe defender con espacios, conduce con buena técnica en la salida, se transformó en líder casi sin que se le conozca la voz. Es uno de los mejores guardaespaldas de Messi en su vida. En fin, como si no alcanzara con ser campeón del mundo a los 24 años, el cordobés llena todos los casilleros del defensor de estos tiempos. Puede salvar un mano a mano cerca de Dibu Martínez o, como el domingo contra Ecuador, hacer un enganche de 10 para asistir a Di María en ataque. El juega todos los partidos con rigor. A veces el glamour europeo lleva a mirar a otros futbolistas que se los define como los más relevantes en su rol: Virgil Van Dijk, el holandés del Liverpool, por ejemplo.

Hace tiempo que Cuti está por encima y se vio fundamentalmente en Qatar 2022, la Copa donde se mide el nivel real. Hoy también se lo ubica por delante del croata Gvardiol, al que Leo lo delató en el Mundial. O en esa pelea genial que sería con el alemán Rudiger; Stones o Ruben Dias, los dos fenómenos del Manchester City, que juegan en Inglaterra y Portugal. Y sin temor a la exageración que es parte de la espuma del triunfo, Cuti se metió en la discusión de los grandes centrales de la historia de la Selección. Genera admiración y susto de sólo pensar una dupla con él de primer central y Daniel Passarella de 6. Claramente, en la era moderna, entra con cierta ventaja en ese debate con el Tata Brown (86), Juan Simón (90) y Fabián Ayala (2002 y 2006). Un monstruo que nació como un hallazgo en los planteles de Scaloni.

La gran revelación del ciclo parece De Paul. El volante que lleva el 7 de Burruchaga en México 86 puede imponerse en ese podio porque, cuando sorprendió con su nivel en la Copa América 2019, no estaba en el radar de casi nadie. De hecho, en el fútbol argentino había sido más un volante creativo en Racing y se reconfiguró en el fútbol italiano. Así se metió en el equipo a la derecha de Leandro Paredes y no salió nunca más. Fue relevante en la vida interna del grupo, en bajar del póster a Messi e integrarlo con la nueva camada de futbolistas, pero su aporte fue fundamental en el aspecto futbolístico. Antes del Mundial, su partido consagratorio había sido contra Brasil en la final en el Maracaná, cuando Argentina salió campeón de América. Tan cierto como que los otros dos plenos del entrenador fueron el Dibu Martínez, a quien esperó hasta hacer titular en lugar de Armani, y el Cuti Romero.

El defensor de 1,85 metro, joya de Belgrano de Córdoba, había sido el mejor defensor de la liga italiana jugando para el Atalanta. Había hecho méritos, aunque las luces no iban con él. Hasta que se puso la camiseta de la Selección y en un ratito se convirtió en un indiscutido. Generalmente, el central experimentado hace mejor al pibe, lo ordena, lo potencia. Hay decenas de esos casos. Acá, más allá del talento del 6 en cuestión, se podría pensar que Cuti Romero hizo aún mejor a Nico Otamendi. El ex central de Vélez parecía en la curva descendente de su carrera, más cerca del final cuando pasó del City al Benfica. Se hizo otro inamovible en dupla con Cuti, un futbolista que no hizo ruido en su aparición en la Argentina, pero generó un rebote único cuando se hizo grande en Europa.

Una imagen pocas veces vista: el mini Cuti, cuando estaba en las Inferiores de Belgrano.

A veces se le puede salir un poco la cadena. El propio Dibu confesó alguna vez que en la final lo encaró a Cuti porque lo vio un tanto desencajado. «Sé su debilidad. Recuerdo que en la final, con Francia, fue con los pies para adelante contra Mbappé. Y en el entretiempo le dije: ‘Si te echan, te agarro a piñas después del partido. El juega así, al límite de la roja. Estoy siempre agarrándolo en ese sentido…. Pero yo sé de sus virtudes. Sé que a los centrales argentinos no los pasan», confesó el arquero campeón del mundo en una entrevista intimista con Star+. Pero si mantiene el equilibrio, es un monstruo.

Incluso superó un problema que tuvo apenas apareció en la Selección, que era cierta fragilidad física que parecía llevarlo a reiteradas lesiones musculares. Y se hizo inamovible, en una edad de madurez absoluta. Recién tiene 26 años y ya cuenta con rodaje en la liga italiana y la inglesa, desde que llegó por 50 millones de dólares al Tottenham hace un par de temporadas. Es un ganador, no sólo desde sus números sino también por sus desplazamientos en la cancha. Hay defensores que quieren jugar en pocos metros, con los volantes cerca para achicar espacios y que los delanteros a veces lleguen asfixiados por la marca. Una vez De Paul también contó que Cuti lo echa de atrás, lo empuja hacia al medio, porque quiere jugar a campo descubierto el uno a uno contra los mejores delanteros del mundo. Es parte de su confianza, que libera el talento. Y de un talento que ya tenía antes de conseguir la confianza de todos los argentinos.

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