Las focas y el rol fundamental para entender el cambio climático

Un grupo de científicos de Estados Unidos y el Reino Unido siguió la traza de los mamíferos en la Antártida para recopilar información sobre las corrientes de deshielo.

Por Jonatan Pedernera

Jun 11, 2024

El calentamiento global y el deshielo de la Antártida son temas que compenetran a todos los ambientalistas y científicos especializados. Se sabe que este fenómeno se da debido a corrientes cálidas submarinas que se conocen de manera parcial. Ahora,  la presencia de las focas ayudará a clarificar el panorama.

Claro, es que el grupo de trabajo encabezado por la científica Mar Flexas, del Instituto Caltech de California, y compuesto por  investigadores de la Universidad del Estado de Florida decidió utilizar el comportamiento de los animales para elaborar una cartografía detallada.

Utilizaron la base de datos llamada “Mamíferos Marinos explorando los Océanos de Polo a Polo” (MEOP). Esta iniciativa colocó sensores de temperatura y salinidad en focas que se desplazan en regiones remotas del mar de Bellingshausen, en la Antártida occidental.

Los estudios arrancaron en 2019, este año, el aporte de los mamíferos fue clave.

Por un lado, usaron información procedente de un planeador submarino autónomo para observar mejor las propiedades hidrográficas de la región, como la temperatura, la salinidad y los niveles de oxígeno disuelto.

Los animales ayudaron a descubrir una cueva en el fondo marino, que a partir de ahora se conoce como “fosa de las focas”. Los científicos descubrieron que el agua de deshielo que fluye desde el mar de Bellingshausen -una masa de agua relativamente poco estudiada al oeste de la Península Antártica- tiene un fuerte efecto sobre las barreras de hielo de toda la Antártida Occidental.

La ruta de las focas fue fundamental para entender el deshielo marítimo.

Además, identificaron dos fuentes distintas de agua de deshielo que se desplazaba por el mar: una procedente de la plataforma de hielo Venable, que fluía por la Fosa de Bélgica, y otra procedente de la plataforma de hielo Abbot, situada más al oeste, que fluía por la Fosa de las Focas.

Ambos flujos contribuyen a la Corriente Circumpolar Antártica (CCA) y también pueden afectar a las plataformas de hielo de otras regiones de la Antártida. Los datos también indican que tanto el mar de Bellingshausen como la CCA se extienden más al oeste de lo que se creía, extendiéndose el mar hasta Seal Trough y la CCA hasta el mar de Amundsen.

 

La Antártida tiene una superficie de 1.541.700 kilómetros cuadrados.

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