Julián Alvarez, un jugador de Academia hecho a la medida del Cholo Simeone

La llegada del Araña al Atlético de Madrid fue el gran pase del verano europeo. Delantero y primer defensor por su intensidad para presionar y ahogar a los defensores rivales, el cordobés tiene todo para ser un referente de su nuevo club. Justamente lo que buscó al salir del Manchester City.

Por Cholo Sottile

Ago 15, 2024

Guardiola se había enamorado de él a primera vista. Cuando se pensó que Julián Alvarez iba a ser cedido a otro equipo por el City Group, fue una duda del afuera. El entrenador del City jamás titubeó puertas adentro. Le había impactado la capacidad de ese delantero de River para mover la red del arco rival. De hecho después diría que «el gol vale muchísimo dinero». Y lo quería en el mercado de verano europeo, cuando tenía más días para modelarlo. Así fue que dejó ir a Sterling con toda su chapa e incorporó al chico Araña. Siempre lo elogió en público. Le dio mimos por su educación y minutos por su talento esforzado, aunque compitiera con el gigante Haaland.

Generalmente le gustan los centrodelanteros que encabezan la presión en la salida rival, por eso en su época tuvo algún encontronazo futbolístico con un prócer de la ciudad como fue Agüero. Quería que el Kun corriera más, mientras que el Kun pensaba que así se desgastaba y después perdía lucidez en el área… Aunque si uno se enfoca en el trazo más grueso de su estilo, el concepto de Pep está más representado en un cerebro tocador como Xavi o un Iniesta de su fantástico Barcelona. Son etiquetas generales, porque después todos quieren a Messi y a Maradona. En ese reduccionismo, el Bichi Borghi era un fantasista a lo Menotti -aunque al Mundial lo llevó el Doctor- y el Gringo Giusti, un volante inteligente a lo Bilardo. Allí es donde surge la mirada sin discusión: Julián Alvarez es un delantero de Simeone. Llena todos los casilleros para jugar con él en el Atlético Madrid.

Aunque es revelador, ni siquiera hay que revolver el archivo y encontrar una entrevista de hace algunos años con elogios de Simeone. Era lógico que le gustaran sus modos. En la intensidad, en la agresividad de sus atacantes, aparece uno de los no tantos puntos de contacto con el estilo Gallardo. El 9 es el primer defensor del equipo. Y uno de los que mejor presionan en la salida en el mundo es Julián. Un jugador que se fue haciendo cada vez más importante. El no nació crack. O mejor dicho, si bien siempre desniveló, no es de esos futbolistas que de chico aparecen en videos virales por su técnica y se le pone el cartelito como en otros tiempos.

Jorge Valdano alguna vez hizo una distinción interesante: habló de jugadores de potrero y jugadores de academia. Carlitos Tevez era un futbolista que representó la cancha despareja, aún más allá de su historia de superación. O el Kun Agüero, que se impuso por su imaginación, su técnica. De chicos podían gambetear en un sector inapropiado, donde la jugada pedía otra resolución, pero superaban a todos hasta hacer el gol… Julián es un jugador más de lectura de espacios, impresionante por su inteligencia, por su capacidad para escuchar y aprender. Un ejemplo es que le costó ser titular en River. El Muñeco lo fue madurando con el tiempo. Entró unos minutos en la final de la Copa Libertadores contra Boca en Madrid, en 2018. Era un volante ofensivo que terminaba como delantero. Pero recién fue actor principal y factor para ser campeón en el segundo semestre del 2021, después de un partido consagratorio contra Newell’s. Ese día, enorme trampolín, hizo dos goles y dio dos asistencias. Desde ahí, no detuvo su vertiginosa carrera.

En el inicio del 2022 no era fija para jugar el Mundial. Más aún cuando no se había confirmado que la lista fuera de 26 citados en vez de 23, como en las Copa del Mundo anteriores. Ese año se debatía en la Argentina si tenía que seguir en River o si le convenía ir al Manchester City, porque se suponía que iba a tener poco rodaje. Julián siguió su camino hablando poco y escuchando mucho. Una vez que el equipo de Gallardo quedó eliminado de la Libertadores con Vélez, partió rumbo a Inglaterra. Si ya las prácticas con Guardiola y esos distinguidos compañeros le iban a servir, él encima se empezó a ganar minutos. Se adaptó rápido y tuvo su sello de calidad en Europa, como le ocurrió a Enzo Fernández, otro compañero que en pocos partidos se quedó con un lugar en la convocatoria final.

Llegó a Qatar como suplente de Lautaro Martínez, el 9 de Scaloni en el ciclo, el que más goles había metido junto a Messi. Por un lado, el Toro del Inter no estaba diez puntos físicamente por un problema en el tobillo. Por el otro, Julián ya era un Toro. Entró, se quedó con el puesto y con la Copa más linda de todas. Al volver, durante todo el 2023 y lo que va de este año, jugó mucho, ganó todo y consiguió la valoración de la ciudad. Aunque ahora le apareció el Atlético de Madrid y voló con su marketinero festejo del Hombre Araña. Quería jugar más minutos, más partidos, y fundamentalmente ser el centrodelantero del equipo sin un gigante con el que tener que competir o compartir. Y así surge, con el vértigo Simeone, la pregunta con respuesta más simple: ¿Qué mejor lugar para dar otro salto de calidad para Julián Alvarez que un equipo del Cholo? Ahí el chico de la academia será una estrella.

Cholo Sottile

Cholo Sottile es periodista deportivo con 30 años en los medios. Actualmente es columnista en F90 y Equipo F, por ESPN. Su carrera arrancó en la grafica, en Clarín Deportes. Y trabajó más de 20 años en Olé, donde inició la aventura del primer diario deportivo de la Argentina. Cubrió 5 Mundiales entre cientos de eventos, donde realizó recordadas entrevistas con Maradona, Messi y los grandes personajes del mundo del fútbol. Escribió el primer libro en el país del capitán de la Selección: “Messi, el distinto”.

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