Inicio de clases: la maestra santiagueña que es todo el personal de su escuela

Arrancaron las clases y Nelsa Salazar volvió a sus tareas en la escuela del paraje Mailín. Hace 130 kilómetros por día y es directora, docente, cocinera, enfermera y hasta DJ.

Por Raúl Gómez

Mar 1, 2023

Este 1° de marzo comienzan las clases en todo el país y los docentes tienen que prepararse para recibir a los nuevos ingresantes y continuar con los que vienen en carrera. Ser docente no es tarea fácil y se necesita tener vocación para serlo. Preparar las clases, conocer a cada alumno, visar las tareas, estar atentos a cualquier situación que se presente, entre otras acciones, son su responsabilidad. Pero por fuera de ello, hay otro contexto, hay docentes que viven en las ciudades y tienen las escuelas cerca, y están los rurales que deben organizarse para llegar a sus destinos en tiempo y forma, aunque deban recorrer kilómetros y sortear diferentes obstáculos.

En ADN+ quisimos conocer a una docente rural, que con gran emoción y orgullo estuvo compartiendo su historia, anécdotas y sueños: Nelsa Nidia Salazar es personal único de la escuela N° 702 del Paraje Mailín, departamento Copo, en el noroeste de la provincia de Santiago del Estero, donde ejerce su profesión desde hace 28 años. Está sola y es directora, docente, cocinera, enfermera y hasta DJ, porque es quien organiza los actos escolares y debe ocuparse de todos los detalles.

TEXTO ALTERNATIVO

Los alumnos de la Escuela N° 702 del Paraje Mailín, en Santiago del Estero.

El día que fue en tractor

Luego de recibirse como maestra de grado, el 3 de abril de 1995, fue destinada a esta escuela, que en los primeros 10 años no tenía luz, pero que hoy se maneja con paneles solares. Cuando cuenta sobre sus inicios y especialmente habla de sus alumnos, Nelsa se emociona: «La escuelita está a 65 kilómetros de Monte Quemado, donde resido, y en los primeros años estaba allí con mi esposo y dos de mis cuatro hijos (Rodrigo, Araceli, Agustina y Mara). Llegar al lugar era toda una odisea porque no teníamos movilidad y debíamos ir en colectivo o haciendo dedo. Un día conseguimos ir con mis niños en tractor, pero en el camino nos agarró la lluvia y el tractor se quedó atrapado por lo que tuvimos que dormir en la ruta«.

También cuenta que otra vez tenía que regresar a Monte Quemado y no había vehículos por lo que tuvo que subirse a una bicicleta. «Ese día llegué a casa con mis piernas que me temblaban del cansancio», dice esbozando una sonrisa. Y así tiene una infinidad de anécdotas. En la actualidad, la mujer de 52 años (no aparenta y no tiene problema en decir la edad) cuenta con una moto que maneja para viajar. Allí traslada las cajas de alimentos de los estudiantes y todo lo que necesita para cada semana.

Los domingos a la tarde Nelsa se pone el casco, una vestimenta que la proteja del frío o el calor y parte con destino a Mailin. En su casa quedan dos de sus hijas que estudian en la universidad y su esposo. En la ciudad de Río Grande, Tierra del Fuego, su único hijo varón y otra hija ejercen también la docencia.

Cocinar, otra de las tareas con las que cumple día a día la maestra en su escuela.

20 alumnos y un gran corazón

Al ser personal único en la escuela, Nelsa es la maestra que en un aula reúne a todos los niños y niñas, a quienes separa en grupos para que reciban la enseñanza de acuerdo a su edad y grado. «No es fácil, pero el amor y el respeto que nos tenemos entre todos, permite cumplir mi labor con gran satisfacción», afirma. De esos 20 alumnos, hay quienes recorren 5, 10 ó 15 kilómetros para llegar a la escuela porque lo que vale destacar es el esfuerzo en conjunto.

Para este miércoles 1° de marzo, Nelsa ya tiene su jornada organizada. Preparará el acto de bienvenida y luego se reunirá con los tutores para repartir la tarea de ayudar con el desayuno y el almuerzo, entre otras cuestiones. Esta colaboración se implementó hace poco tiempo, porque desde hace más de 20 años, ella lo hacía sola. «Como era mucho, mis niños y niñas me ayudaban a barrer el aula y ahora tengo la ayuda de las mamás, pero por ahí faltan y tengo que cocinar y lavar los platos, después de enseñar», comenta. En el año 2021 se comenzó a construir el nuevo edificio de la escuela, ya está listo y sobre ello asegura: «Mi mayor anhelo es comenzar cuanto antes allí porque nos permitirá trabajar más cómodamente».

Cerca de la escuela hay tres casas de familias, que en su mayoría son de sus ex alumnos y que envían a sus hijos para que ella los eduque. «Todos mis niños y niñas son cariñosos, muy humildes y muchas veces con el corazón partido trato de ayudarlos en todo lo que puedo. Yo tuve a dos de mis hijos de alumnos y me pasa que los veo como parte de mi familia. Si usted los conociera son niños súper amorosos», dice con la voz entrecortada y visiblemente emocionada.

Para jubilarse a Nelsa le quedan cinco años y en ese tiempo superará la cantidad de años de servicio (deben contar con 25 años de antigüedad), pero no importa, ella sigue firme cumpliendo su tarea, con gran vocación y fundamentalmente, con mucho amor, que es lo que la moviliza desde hace casi tres décadas.

Como todos los años, Nelsa Salazar atará cajas en su moto, se pondrá su mochila con todos los elementos para trabajar en el aula y partirá a iniciar el Ciclo Lectivo 2023. «Soy feliz yendo a mi escuela, pero sufrimos mucho por los caminos, aun así ponemos nuestra mejor energía y superamos todo», indica. Cumpliendo con el horario nuevo que implica una hora más de clases: de 7 a 12.15, la docente enseñará a sus alumnos y también se dedicará a aprender de ellos «porque son los que nos enseñan en esta vida».

¿Dónde queda Monte Quemado, en Santiago del Estero?

Colaboración: Lic. Grissel Herrera.

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