Argentina campeón, la Selección de todos

La Scaloneta sigue ganando todo lo que juega y enamora e identifica cada vez más a todos los argentinos. Este equipo logró un vínculo con los hinchas que no tuvieron otras selecciones y suma pergaminos para ser señalada como la mejor de la historia.

Por Cholo Sottile

Jul 16, 2024

Argentina no sólo logró levantar en fila una Copa del Mundo y dos Copas América. El mérito supera el sello de calidad que implica la comparación con la Selección del 86 y del 78, la disputa conceptual por saber cuál es la mejor de la historia. Puede pelear tranquilamente, si no hay ataduras a la nostalgia ni se cree con emoción violenta que todo el hoy es mejor que el ayer. Pero hay más coronas detrás de la coronación de este equipo. Y tiene que ver con la identificación con la gente, con el sentimiento que despertó en los últimos años. Tiene hinchas enloquecidos casi como los clubes. Hace un tiempo, lamentablemente, pese a tener camadas repletas de talento, se miraba al predio de Ezeiza con cierta frialdad. La gente sólo se pintaba la cara con los colores celeste y blanco cada cuatro años. Y si bien es cierto que se provocó una gran empatía en Brasil 2014, donde se inundó de fanáticos las playas de Río de Janeiro, hay algo especial con la nueva banda de Messi. Tal vez porque por fin se tuvo la foto con Leo levantando las copas, por una nueva generación de fanáticos que viajan a cualquier parte del mundo para verlo. O porque ya no hace falta tener una fuerte vinculación con el fútbol local para sentir a los futbolistas como propios.

Algunas décadas atrás, Julio Grondona decía que siempre había que llevar a un jugador de Boca y uno de River para enganchar al público. Esa premisa se modificó con chicos y chicas que siguen las ligas de todas partes con su teléfono y se acercan a los protagonistas con el día a día de las redes. Esta Selección es la de Messi, el que lo intentó hasta tocar la gloria en su quinto Mundial. Esta Selección es la de Scaloni, un entrenador que nació en medio del interrogante por su aparición repentina y convenció a todo el planeta. Esta Selección es la de Di María, que rompió la pared y del otro lado no quedó ni una crítica. Esta Selección es la de Dibu, el nuevo ídolo inspirador para chicos que ahora quieren ser arqueros. Esta Selección inunda Qatar, Miami, el Monumental, la Bombonera o el estadio de Santiago del Estero por un amistoso. Esta Selección es realmente de todos.

A pesar que ya era la madrugada del lunes, el Obelisco se pobló de argentinos para festejar el nuevo título.

El equipo contagia desde los resultados y el juego. Es una Selección que junta talentos, sin rebusques tácticos, con jugadores que transpiran como si fueran hinchas y la versión de Messi más completa de todas. Podía parecer por una cuestión biológica que el mejor 10 ya había pasado. Pero él gambeteó hasta al calendario. La rompió toda en su Mundial a los 35 años, con el talento de siempre y una madurez propia de su edad. Fue determinante haber destrabado la presión en la Copa América 2021. Desde ahí, Argentina se despojó de la mochila de la presión y la confianza liberó un talento descomunal. El día que el capitán se dejó caer entre lágrimas en el Maracaná se rompió esa especie de hechizo diabólico que aparecía en las finales perdidas.

La Selección empezó a jugar cada día mejor, Scaloni ganó en confianza y poder. Ya nadie discutió a nadie. Hay que recordar, porque la memoria es selectiva, que Messi consiguió unanimidad recién hace 3 años en el país… Entonces llegó la Finallísima contra Italia, donde se lanzó más fuerte que nunca la candidatura a ganar al Mundial. Ni Mbappé ni nadie podía decir que faltaba la materia del rival europeo. Y en Qatar fue una fiesta después del nervio necesario de toda película contra Arabia Saudita. Se fueron haciendo más grandes los jugadores estatua. Dibu Martínez fue determinante en su atajada a Kolo Muani en la final con Francia, después de uno de los bailes más grandes que se recuerden. Ahora, fue el jugador de la Copa América. A lo Pato Fillol en los 90 minutos y una especie de Goyco de Italia 90 cuando hubo que salvar al equipo contra Ecuador en los penales. Su defensa con Cuti Romero los muestra en nivel de Real Madrid, y ahora contra Colombia también se sumó Lisandro Martínez. Hay un cierre de los dos centrales sobre el final que emociona. Una demostración de un grupo que en la cancha son hermanos. Y de un plantel con más variantes que el resto. Tiene tantos momentos cinematográficos que el gol de la gloria lo metió Lautaro Martínez, el goleador que esperaba en el banco y que por fin tuvo su revancha física del Mundial. Más perfecto no se consigue.

Cuatro títulos en tres años. Todo lo que jugó, lo ganó. Histórico.

Scaloni también logró un apoyo único. Con su estilo jugadorista, puede hablar líricamente que al otro día de una derrota sale el sol pero no se le cae ningún anillo si tiene que hacer línea de 5 atrás y achicar espacios. O modificar al equipo y que salga alguno de sus soldados de siempre. Contra Colombia fue clave con un primer ajuste táctico, cuando tiró a Di María a la derecha y ubicó por el callejón central a Enzo Fernández y Mac Allister. Ahí se acabaron los 20 minutos de un duro rival que tenía a James Rodríguez flotando en tres cuartos. Después, por instinto y lectura táctica personal, metió tres cambios juntos aun cuando parecía que los volantes tenían para un rato más: Paredes, Lo Celso y Lautaro. Justamente los tres futbolistas que participaron de la jugada gloriosa para el 1-0 en el alargue. El quite de Leandro levantó a la gente de la tribuna; la asistencia de Gio despertó admiración; la definición del Toro a la cabeza del arquero rival fue a lo Batistuta…

Antes, cuando había que superar el golpe anímico y futbolístico de tener a Messi afuera llorando desconsolado por un tobillo hinchado como el de Diego en el 90, puso a Nico González y su jugador también entró bárbaro. Un rato antes y mucho después, la Selección fue el mejor equipo de la Copa América. Por encima de Colombia, el más regular hasta la final; el Uruguay de Bielsa, el enemigo que perdió consistencia; y el Brasil de Vinicius, la gran decepción. Y con un valor para Argentina: es una Selección de finales. Por eso también la gente confía tanto en ellos. Los mejores partidos del ciclo fueron contra Brasil en el Maracaná, contra Francia en Qatar y con Colombia en Miami. Un equipo que le dio más a la Copa América que las desprolijidades del campo de juego y el bochorno del último día le dio al campeón del mundo de Messi. Hasta eso superó la Selección del pueblo.

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