La Selección de Messi nos volvió a ilusionar…

Como el equipo de Basile en el 91 y 93, la Scaloneta quiere defender la Copa América y repetir el título. Con firmeza en la primera fase, ahora tiene una llave accesible para avanzar hasta encontrarse con el que sea más fuerte entre Uruguay, Colombia y Brasil.

Por Cholo Sottile

Jul 2, 2024

Lo más difícil es ganar después de ganar. Se pierde el brillo asesino en los ojos, como decía con palabras tan sencillas como certeras el Negro Fontanarrosa. Suele ser lógica cierta relajación. Lo han padecido grandes equipos. Desde ese aspecto también es genial el andar de la Selección. El efecto actuó al revés. En vez de perder el hambre, Argentina ganó en confianza. Messi y Di María, los sobrevivientes de la generación con más presión del mundo, una camada genial que no podía en las finales, espantaron los fantasmas, liberaron su talento y el equipo se transformó en una máquina de festejar. El instante del click se puede identificar. Fue cuando Leo se dejó caer en el césped del mítico Maracaná.

El árbitro había decretado el final de la final con Brasil y, sin saberlo, el final de la angustia. Se rompía la mochila de las derrotas, o la pared según el propio Fideo. Desde ahí el equipo elevó su nivel de juego a la par de los resultados. La memoria es selectiva, tan cierto como que el camino a ese último partido había tenido algunas dudas porque se hacía un gol y, tal vez por el miedo a perder lo que se había conseguido, se retrocedía. El partido consagratorio fue contra los dueños de casa. Porque para destrabar un karma enorme enfrente debe aparecer un rival grande. Desde ahí los oponentes desfilaron como sparrings sin chance. Se bailó a Italia en la Finalísima, la tarde que se decretó la candidatura a ganar el Mundial. Y hasta se paseó a Francia el último día de Qatar 2022. Tener que definir por penales pareció un hecho más cinematográfico -para que la última escena tuviera el nervio del enigma de una película- que como un acto de justicia. Y ahora, en una Copa América que podía servir sólo para exhibir la camiseta con las tres estrellas, Argentina ganó todos los partidos de su grupo y, como dice la canción de la hinchada, nos volvimos a ilusionar.

La huella la deja el líder. Hay que seguir su camino. Ahí se hace grande también Messi. Compite con él, más allá del duelo personal que se dio con Cristiano Ronaldo. Se percibió nítidamente en Barcelona: Leo siempre buscó ganar más. Fuera la Champions a nivel grupal o los Balones de Oro como premio personal. Una vez que pudo ganar con la Selección, después varias Copas América y de 5 Mundiales intentándolo, no iba a apaciguar su gen competitivo. La primera Copa del Mundo del 10 fue en el 2006, con su imagen icónica sentado en el banco de suplentes la tarde que no ingresó contra Alemania y la Selección se fue después de perder por penales. La Copa continental en la que debutó fue un año después, en Venezuela 2007, ese equipazo de Coco Basile que juntaba a Riquelme con Verón, Tevez, Crespo, Cambiasso. Desfiló hasta el último partido, que perdió 0-3 con Brasil.

Hubo otro cimbronazo, en la Copa Centenario 2016, cuando Leo salió y, sin que lo supieran hasta sus compañeros, renunció a la Selección. Hasta que volvió para seguir intentándolo. Por eso, aunque fue histórico su «ya está, ya está» mirando a su familia en Lusail, no se fue. Se quedó a recibir cariño y no quiere sacarse la camiseta argentina. Confesó que le cuesta pensar en el retiro. Así, mientras cuida su forma y se relaja en su vida diaria en el Inter de Miami, su equipo para competir es el de Scaloni. Como Di María, que busca seguir ganando ahora que le agarró el gusto y ahuyentó el dolor y a la contra. Entonces, si ellos dos van por más, los otros campeones no pueden bajar la guardia. Dibu Martínez quiere ganar hasta cuando le patea su hijo, al punto que no dejó el arco ni siquiera cuando hubo rotación contra Perú. Y los más chicos tienen ganas de seguir escalando, porque son inteligentes además de buenos jugadores. Como Mac Allister, Julián Alvarez, Enzo Fernández, Lautaro Martínez, Cuti Romero. Tienen y disfrutan de las fotos con la Copa del Mundo. Saben que serán héroes eternos. Pero ahora quieren el triplete.

La ambición, la corona de campeones del mundo y la competencia misma ubican a Argentina como el gran candidato a levantar la Copa. Con repetir, como esa secuencia del 91 en Chile y el 93 en Ecuador, los tiempos de Goycochea, Ruggeri y Batistuta. El equipo aún no juega al nivel de Qatar, pero fue superior a los tres rivales de la zona. Frente al duro Canadá, ante el devaluado Chile y contra una jerarquía menor como Perú. Hizo lo que debía: no dejó dudas y hasta dosificó el esfuerzo en el tercer partido. Ratificó que tiene equipo y hay plantel. Los supuestos suplentes serían titulares en cualquier equipo, empezando por Fideo, la figura en el último juego, y Lautaro Martínez, que está en modo goleador del Inter. Enfrente, por supuesto, hay un par de enemigos. Resultado más o menos, Uruguay ya tiene la impronta de Bielsa. Un equipo de autor, con voracidad, intenso, con nombres como Darwin Núñez, Valverde, Ugarte y Nico De La Cruz, hasta hace un rato el mejor jugador del fútbol argentino.

Ya en las Eliminatorias fue el único que le pudo ganar a la Selección, aquella noche en la Bombonera que despertó algunas dudas del entrenador. Brasil no es el Brasil que mete miedo de otras épocas, aunque jamás hay que bajarlo de la pelea porque tiene delanteros del peso de Vinicius, Rodrygo, Endrick. Le costó contra Costa Rica después del doblaje en las marcas que impuso Alfaro, aunque después aniquiló a Paraguay. En fin, son brasileños… Y también está, un escaloncito debajo, Colombia. El equipo de otro argentino, Néstor Lorenzo, histórico ayudante de Pekerman, tiene talento y resultados. El punto positivo es que los tres van por el otro lado de la llave. Argentina debe enfrentar a Ecuador y a Venezuela o Canadá para llegar a la final anhelada. Aunque lo más importante no son los rivales sino mirarse puertas adentro: Messi finalmente no tiene lesión muscular y se prepara para las instancias definitorias del torneo. El quiere llevar de la mano al grupo para ganar después de ganar…

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