El Toro se lució con un golazo ante Perú y llegó a los 32 con la camiseta Argentina para igualar la marca del propio Maradona. Luchador y autoexigente al máximo, sus festejos lo llevaron hasta a pelear por el Balón de Oro de la última temporada.

Una arritmia le puso un freno anticipado a su carrera profesional, pero nunca se pudo sacar los botines. Supo disfrutar de la vida sin la pelota y junto a su familia, pero ahora puso en marcha la Copa Potrero, un torneo «amateur» aunque con muchas figuras de renombre.

Volvió a Racing cuando no estaba en los planes de los dirigentes y con su perfil bonachón potenció a futbolistas, acertó con los refuerzos y está a un paso de repetir la gloria que consiguió como mascota, hincha y jugador de su amada Academia.

Como futbolista no tuvo el perfil del jugador ejemplar, pero como entrenador está forjando su historia con las armas que lo ofrece Riestra. Sin estridencias y con un plantel que cree en él, el Ogro ya asustó a los grandes y quiere pelear arriba.

Después de colgar los botines volvió a los primeros planos a través de la pantalla de ESPN hasta que se dio cuenta que necesitaba regresar a las canchas. Con el traje puesto, de a poco va mostrando su sello en un Tigre sin grandes nombres y que goleó al Boca de Gago.

Arranca una nueva era en Boca con un protoganista que deseó estar en ese lugar desde el mismo momento en que decidió dejar de ser futbolista. Es su casa, donde se formó y de la que no quería irse por más que lo buscaba Real Madrid…

Tuvo que pelear por no descender. Sufrió por perderse la final que se le escapó a Vélez contra Estudiantes. Pero no claudicó: hoy es el goleador del fútbol argentino y sueña con que a Liniers vuelvan las vueltas olímpicas.

Leyenda del Athletic Bilbao y en la plenitud de sus 31 años, el vasco desechó mejores propuestas económicas porque quería jugar en el país. Se dio el gusto y ya enamora a los hinchas cuervos con sus goles, su fútbol y su sentimiento genuino.

Es tan fuerte lo que genera el Muñeco que se naturaliza algo que que no es natural. Pero los hinchas de River confían en que se puede ganar la Libertadores gracias a la impronta del DT, que ganó el superclásico con suplentes mientras sigue buscando su mejor versión futbolística.

Apareció en Boca con el rótulo de «gran promesa». Problemas de conducta, cruces con su DT y sus compañeros lo dejaron afuera de todo. Gago le abrió las puertas de Racing y con Costas volvió a ser una realidad.

El técnico de la Selección sigue agrandando su pergamino: alcanzó a Bilardo y Menotti con 79 partidos dirigidos y transita una era que se agigantará con el paso del tiempo. Ya había superado a Basile y Bielsa, y sólo Guillermo Stábile está por encima.

El arquero de River fue protagonista de un momento bisagra de la Scaloneta y supo ser personaje secundario en los tiempos de gloria. A los 37 años, dejó paso a «los jóvenes» y anunció su adiós: «Es un ciclo cumplido, me tocó vivir el mejor momento y lo disfruté muchísimo».